Luis Oro: “Un aumento de cuatro grados en España generaría precipitaciones escasas, casi desastrosas"

El experto advierte que el cambio climático podría provocar sequías extremas y fenómenos meteorológicos adversos

02 de Octubre de 2025
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Luis Oro, abriendo el nuevo curso de la Universidad de la Experiencia en Huesca. Foto Myriam Martínez
Luis Oro, abriendo el nuevo curso de la Universidad de la Experiencia en Huesca. Foto Myriam Martínez

El catedrático emérito de Química Inorgánica del campus público y exdirector general de Investigación Científica y Técnica del Gobierno de España, Luis Oro, ha alertado este jueves sobre la velocidad inédita del cambio climático y ha reivindicado la química como instrumento esencial para frenarlo durante la lección inaugural de la Universidad de la Experiencia titulada Hacia la descarbonización (o Química y neutralidad climática).

Oro ha comenzado su intervención recordando su vínculo personal con Huesca. Su madre estudió en Magisterio en la capital oscense y las vacas de sus abuelos pastaban en la Sierra Custodia, en el Valle de Odesa. Por todo ello, Oro asegura que Huesca es una ciudad y una provincia a la que aprecia y quiere mucho.

Después, ha situando la química como “pilar de la vida moderna” imprescindible para mantener la calidad de vida y la supervivencia de la población mundial.

El catedrático ha enfatizado que la química es crucial para nuestra calidad de vida, señalando que sin ella nuestra expectativa de vida “sería la vital”. Ha subrayado que la química no es solo una ciencia de comprensión, sino una “ciencia creativa” en la que los investigadores crean moléculas, "compuestos, no al azar, sino buscando aplicaciones definidas”.

"Sin química no sería posible alimentar a la población"

Este progreso ha permitido que la población mundial supere los 8.000 millones de personas, con proyecciones de alcanzar los 10.000 millones para 2100. Oro ha destacado que este crecimiento se sostiene gracias al uso de fertilizantes y pesticidas, porque “sin química no sería posible alimentar a la población” en la misma superficie cultivada que cuando había 2.500 millones de habitantes. Además, ha señalado que la vestimenta moderna también depende de la química ante la insuficiencia de fibras naturales.

El catedrático ha detallado cómo los ciclos naturales se han visto modificados por el incremento poblacional y la mejora de la calidad de vida: el ciclo del fósforo ha sido alterado en un 400 %, el ciclo del nitrógeno en un 100 % para fabricar amoníaco y fertilizantes, y el ciclo del carbono en un 3 % , aunque este último “está generando serios problemas” debido a la constante adición de dióxido de carbono (CO₂).

Ha señalado que el sol actúa como una “gigantesca bomba de calor” que acelera el ciclo hidrológico, y que el aumento de la temperatura en los océanos, como el Mediterráneo, que alcanzó 27, 28 o 29 grados en verano, acumula gran energía que luego se libera en precipitaciones “de manera torrencial”.

Luis Oro, abriendo el nuevo curso de la Universidad de la Experiencia en Huesca. Foto Myriam Martínez
Luis Oro, abriendo el nuevo curso de la Universidad de la Experiencia en Huesca. Foto Myriam Martínez

Oro ha explicado que la forma termodinámica estable del carbono es el CO₂, y que históricamente su concentración ha pasado de 280 ppm en 1750 a superar las 400 ppm actualmente. Ha subrayado que el efecto invernadero natural es positivo, manteniendo la temperatura media del planeta en 15 grados, mientras que sin CO₂ sería de -18 grados, y que el exceso de este gas ha provocado el aumento de la temperatura global.

El profesor ha destacado el desajuste entre absorción y emisión de CO₂, indicando que la cubierta vegetal absorbe unas 2 gigatoneladas y los océanos unas 2,1 gigatoneladas, mientras que los humanos emitimos 10 gigatoneladas: “cada año colocamos 5 gigatoneladas de CO₂ en la atmósfera”.

Ha alertado de que la velocidad de cambio que se está experimentando “no tiene precedentes”, con evidencias como el aumento de CO₂, un incremento del nivel del mar mayor que en los últimos 3.000 años, la desaparición del hielo ártico, la reducción de glaciares como los pirenaicos y fenómenos extremos como sequías e incendios. Un incremento de 4 grados en España podría generar “una forma de precipitaciones escasas, casi desastrosas”.

DESCARBONIZACIÓN

El catedrático ha recordado que existe un acuerdo mundial, el Acuerdo de París, que obliga a mantener el aumento de temperatura por debajo de los dos grados al final del siglo, y ha explicado que para cumplirlo se necesita alcanzar la “neutralidad climática” y llevar a cabo un proceso de descarbonización.

Ha enfatizado que la Unión Europea ha hecho de esto una obligación legal, con el compromiso de lograr la neutralidad climática en 2050, lo que implica que Europa no puede emitir CO₂ netamente; si lo hace, “tenemos que recoger”.

Oro ha detallado el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de España, que contempla para 2030 una reducción del 30% de gases de efecto invernadero y que la generación eléctrica renovable alcance el 80%, señalando que se requieren inversiones “enormes” de unos 300.000 millones de euros, de los cuales el 82 % deben ser provistos por inversión privada.

Respecto a la energía nuclear, ha criticado la postura de España y Alemania, afirmando que “creo que es difícil pensar en una descarbonización sin la ayuda de la energía nuclear”. Ha recordado que muchos países europeos están extendiendo la vida de sus centrales o desarrollando reactores modulares de pequeña potencia.

Inauguración del nuevo curso de la Universidad de la Experiencia. Foto Myriam Martínez
Luis Oro saluda y entrega su título a uno de los egresados. Foto Myriam Martínez

Ha citado el incidente del 28 de abril de 2024, cuando la producción combinada de renovables y nuclear alcanzó el 92% a las 12:25 PM, obligando a la red española a recurrir intensamente a energía hidráulica y ciclos combinados, y a pedir ayuda a Francia y Marruecos, demostrando la fragilidad del equilibrio energético.

ENERGÍAS "LIMPIAS"

Oro ha cuestionado la etiqueta de “energías limpias” para la fotovoltaica y la eólica, señalando que la fabricación de un solo aerogenerador requiere 1.200 toneladas de cemento, 5 toneladas de cobre, 300 toneladas de acero y tierras raras, y que las palas de resinas epoxi, con vida útil de 25 años, no son “rentables recicladas” y se entierran.

“No podemos ver el futuro con el conocimiento actual, necesitamos investigación”

Sobre el hidrógeno, ha precisado que es un “vector energético”, no una fuente, y ha explicado sus limitaciones: densidad volumétrica baja, transporte costoso y baja eficiencia. Comparando movilidad eléctrica e hidrógeno, ha indicado que con 100 kW un Tesla Model 3 recorre 433 km, mientras un coche de hidrógeno (Toyota Mirai) alcanza solo 170 km, y la electricidad requerida para este vehículo es “2,5 veces mayor”, concluyendo que para circulación urbana o calefacción casera “el hidrógeno es un absurdo, es mucho más eficiente la electricidad”.

En su reflexión final, Oro ha reconocido los retos sistémicos: dependencia del petróleo y gas, inversiones “enormes” y disponibilidad limitada de minerales críticos como litio, cobre o neodimio.

Aun así, ha mantenido optimismo: “No hay milagros”, “todo tiene ventajas y todo tiene inconvenientes”, recordando el error del Club de Roma y la preocupación de Nueva York en 1900 por los “excrementos de los caballos”.

Ha cerrado con un mensaje de confianza en la ciencia: “No podemos ver el futuro con el conocimiento actual” y “necesitamos investigación, necesitamos desarrollo tecnológico y pensar que seremos capaces de vencer las adversidades”.

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