Macario Olivera ha muerto, honor y gloria al gran Macario Olivera

Filólogo, teólogo, historiador, filántropo, divulgador y sacerdote, ha dejado honda huella por su generosidad y el valor de sus aportaciones a la historia de la Universidad Sertoriana

12 de Septiembre de 2023
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Macario Olivera con la expedición Pirineos Ucrania
Macario Olivera con la expedición Pirineos Ucrania

Sus últimos días han sido expresión de su vida. Como un titán, con el poder de la voluntad con el que siempre ha derribado todos los obstáculos y fatalidades, Macario Olivera Villacampa ha luchado durante los últimos días contra la enfermedad que ha derribado su cuerpo, pero no ha podido con su espíritu y su ejemplo. Esta madrugada, ha fallecido y ahora ya está preparado para descansar eternamente en el columbario de la Catedral de Huesca en el que reposará justamente desde la fecha del Santo Cristo de los Milagros. El Cristo que espera a un oscense sobresaliente desde su humildad, intelectualmente brillante, generoso en la divulgación y la docencia, hacendoso en la investigación histórica. Con espíritu sertoriano, Macario ha dejado una honda huella para esta provincia, desde su Lecina natal a su destino en Huesca, pasando por el buen puñado de pueblos en los que ha ejercido su sacerdocio.

El féretro de Macario Olivera se encuentra en el Tanatorio de la calle Fraga en Huesca. El funeral será el miércoles en la Catedral, a las 12 horas.

En estos momentos de dolor y oración, voy a desvelar un secreto que Macario Olivera Villacampa, llamado ahora a la Casa del Señor, se lleva a la tumba pero en justicia creo necesario compartirlo para entender su magnanimidad. Era el 30 de octubre de 2022 y en la pantalla del móvil apareció su nombre: Macario Olivera. Con voz llorosa, había leído el artículo "El cabo de la Guardia Civil, el cura y Protección Civil de Torla llevan 24.000 kilos de alimentos a Ucrania" en EL DIARIO DE HUESCA. La guerra le espantaba, él que era hombre de paz y espiritualidad. Sin apenas dejarme hablar, me aseguró: "Yo tengo que hacer algo". Y con esa humildad que le caracterizaba, me preguntó si podía aportar una cantidad para sufragar los gastos, ya que se había fijado en que se precisaban 7.000 euros. Hablé con el adalid de la causa, que también se emocionó. De cuenta del profesor, correrían 4.000.

La condición era el secreto. La materialización fue uno de esos momentos intensos y preciosos con el que nos privilegia el periodismo. Quiso que yo estuviera presente en la entrega del dinero a Javier Martín, que acudió con su hijo. En su pequeño piso, colmado de libros, de arte y de diplomas y distinciones, una atmósfera espiritual se posó sobre el acto material. Nos enseñó con modestia su morada, como si fuera una clase práctica en aula residencial. Atendía solícito al guardia civil y al joven. Pidió a Javier Martín si podía bendecir a los expedicionarios (el propio agente, el cura Jesús Escalona y seis buenas gentes del Sobrarbe) antes de la partida. Javier asintió con entusiasmo.

Macario Olivera y la expedición Pirineos Ucrania
Macario Olivera y la expedición Pirineos Ucrania

El 19 de noviembre, una discreta ceremonia exhibió la grandeza bajo los hábitos de Macario en la capilla de Santa Rosa. Bendijo a los héroes anónimos, les infundió fe, agradeció sus sacrificios lejos del confort del hogar, pidió al Altísimo por ellos y se permitió bautizar la iniciativa humanitaria como Grupo de Salvación Pirineos-Ucrania. Hubo en su leve homilía mucho de teología, de trascendentalidad y de humanismo. Les pidió que cuidaran el cuerpo porque, sin él, el alma no se concibe en este mundo.

Macario ya había tributado lo suficiente en la carrera de la humanidad y de la solidaridad. Pero su corazón de 85 años bombeaba grandeza sin cesar, desprendido de toda pulsión de acumular bienes materiales. El 16 de febrero, otro artículo de EL DIARIO DE HUESCA. "Torla-Ucrania, del cielo al infierno para salvar la vida de Lida, embarazada con alto riesgo". Otra llamada, otro llanto, Macario incapaz en su carácter ingenuo de comprender tanta crueldad de la guerra. "Javier, diles por favor si aceptan un apoyo de 1.000 euros". El cabo Javier y el médico Just afrontaban los gastos en un viaje de ocho mil kilómetros con el hermoso objetivo de rescatar tres vidas (una de ellas en el útero) de las miserias bélicas. Una mínima condición: Quería ver al bebé para bendecirlo, si la madre no deseaba un bautizo cristiano. Y se hizo. Y todos los malos presagios se desvanecieron por la heroicidad de los dos ángeles sobre ruedas. Y Lida con su hija Sofía de 13 años ya residen en Zaragoza. Pero la bendición la hará desde la residencia celestial.

Macario Olivera en Santa Rosa
Macario Olivera en Santa Rosa

A Macario Olivera lo conocí en un bautizo en la Iglesia de Tierz, que ofició en español e inglés habida cuenta la condición patria doble de los padres. Dejaba huella el cura y el profesor. Poco después, conocimos todos su donación de terrenos a Valentia en Arascués, en plena naturaleza para atención de personas con síndrome del espectro autista.

Por curiosidad propia y ajena, al igual que al resto del elenco virtuoso de Studiosi Pro Universitate Sertoriana, este escribano ha tenido el placer, el honor y el orgullo de establecer relación en torno a la identidad de Huesca. Con mayúsculas. Macario, como Pablo o Bizén, como Antonio, como Sergio o Paco, como Antonia o Laura, me han inoculado el virus del amor a la Sertoriana que es el amor a esta ciudad, a sus orígenes, a su verdad. A la cultura que no es sino el riego de los valores erigidos en edificio común desde unas raíces consolidadas. Y con ellos me he zambullido en aquella alegría del Ceremonioso, en aquel litigio con la entonces nonata pretensión zaragozana patrocinada por Cerbuna, en la expresión de la Salamanca de Aragón, en la vida universitaria de corrales de comedias, en la producción literaria de Gracián en Huesca, y de los Carderera o Argensola, o Huarte de San Juan, en las zozobras de las últimas décadas. Y en la puntilla. Y en el mal hallado Sichar. Y en la oportunidad que este grupo de "locos por la historia", que es tanto como apasionados de la verdad, han otorgado a Huesca y a toda la provincia de trabajar por recuperar, con los restos de la Merced o cualesquiera conventos poblaron de espíritu estudiantil la pequeña urbe de inmejorables aguas y gentes, la estima y el carácter.

UN PERFIL INTELECTUAL DE DIEZ

El profesor Pablo Cuevas ofrece a EL DIARIO DE HUESCA el perfil profesional de Macario Olivera Villacampa, nacido en Lecina hace 85 años, a la sombra de cuya carrasca empezó a elevar un espíritu curioso y un carácter hacendoso. Cursó Filología Inglesa, Filosofía y Letras y Teología, y comenzó a ejercer como profesor de Bachiller en el Colegio Altoaragón. Desde sus inicios en 1974, fue profesor titular de Inglés en la Universidad de Zaragoza, primero en el Colegio Universitario, posteriormente en la Facultad de Humanidades.

Nunca olvidó sus orígenes, su orgullo por la Carrasca de Lecina, Árbol Europeo de 2022. Desde allí, con tenacidad aragonesa e inteligencia, estudió corajudamente y acabó haciéndose un hueco en la universidad. Fue uno de los últimos paradigmas del prolífico Seminario de Huesca, con su educación sólida en valores y su apertura a las personas humildes hijas de campesinos desde que se fundara en 1580. De ahí emanó la vocación sacerdotal de Macario.

Sus prolíficos conocimientos y su voluntad docente le convirtieron en un auténtico divulgador renacentista -por la cantidad de disciplinas-, y ha enseñado en su trayectoria Lengua Latina, Literatura Española, Lengua Francesa, Religión, Filosofía, Lengua Inglesa I, II, III, Inglés para fines específicos (Medicina…) e Historia de la Lengua Inglesa.

Su profundidad investigadora ha sido secundada por su generosidad para compartir sus conocimientos. Éstas son algunas de sus obras, en las que combina libros de texto con otros históricos e incluso costumbristas:

-Didáctica de la Lengua y Literatura Inglesas, I, II, Huesca, Colegio Universitario, 1984 y 1985

-Deconstrucción de textos bíblicos en inglés. Escuchando las voces que surcan los textos, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1994

-Y vio que era bueno. Estudio sobre la actualización del lenguaje teológico, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1997,

Uno que ha sellado su impronta es "La Universidad de Huesca. Entre la memoria y el futuro", encuadrado en la categoría de "antropología filosófica", con su combinación de anales de la Sertoriana, análisis de las causas de su emergencia y final, y propuesta para la recuperación de una universidad específica de la provincia, además de consideraciones para dar la bienvenida a la asociación Studiosi Pro Universitate Sertoriana presidida por Pablo Cuevas y en la que se integró para aportar sus conocimientos y, por qué no decirlo, su pasión con la que pretendía arrumbar la calle Rector Sichar.

Macario Olivera y Laura Alins
Macario Olivera y Laura Alins

Por su curiosidad, reproducimos cómo parafraseó a Manuel Benito al respecto: "Los oscenses haciendo honor a ese apelativo de fatos que nos ha acompañado desde tiempos de Noé, le dedicamos al Rector Sichar una calle... Ojalá ese estigma de "fatos" que nos persigue y desaparezca y no haya más calles para los que nos venden en su propio beneficio". Macario recomendaba vivamente leer este párrafo apelando a la dignidad de Huesca, con la petición de que el Ayuntamiento "retire el rótulo de la calle dedicada al Rector Sichar, porque, por lo menos en cuanto Rector de la Universidad Sertoriana, no sólo no la merece, sino que es una afrenta para la memoria de Huesca".

Como afirma Pablo Cuevas, "Macario cobró conciencia de que casi nadie entre sus colegas conocía la existencia de la Universidad Sertoria. Esto le llevó a proponerse la empresa de escribir un libro sobre la Universidad Sertoriana, para darla a conocer. De allí surgió escribir un libro para reivindicarla: LA UNIVERSIDAD DE HUESCA ENTRE LA MEMORIA Y EL FUTURO, Huesca, 2000.

Macario es autor también de multitud de artículos, muchos a caballo entre la Filología, Teología y antropología. Entre ellos, destacan:

-"Cuestiones de Traducción en torno a la medida del tiempo" (1982)

-"El Pesimismo Existencial en Nineteen Eighty Four" (1984)

-"El Placer en le Ética de Bentham" (1985)

-"Semántica Metafísica en Four Quartets" (1992)

- "John Donne's so easie ways and neare to follow" (1994)

En la Universidad de Zaragoza, ocupó cargos como presidente de la Sección Departamental de Filología Inglesa de Huesca, desde su constitución en 1989 hasta Mayo de 1995; Miembro titular de la Comisión para el Estudio de la Adecuación y Reforma Estatutaria de la Universidad de Zaragoza, elegido por el Claustro y nombrado por el Rector; vicerrector del Campus de Huesca, a propuesta del Director del Instituto de Idiomas.

En 1997, leyó la lección inaugural del Curso Académico 1997-1998 titulada "Las humanidades en la Universidad Sertoriana". Al respecto de la ordenación universitaria, estimaba que la Teología debería haber continuado en la Universidad como en tiempos de la oscense y no haberla recluida en los centros religiosos.

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