El Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid comenzó su colección de meteoritos con Sena, una condrita ordinaria H4 que cayó el 17 de noviembre de 1773 en una huerta de los alrededores de Sena y el Monasterio de Sijena. Ahora ha vuelto unas semanas a Huesca y se muestra en el Centro Ibercaja Palacio de Villahermosa en la exposición “Meteoritos. ¿Destructores de mundos o creadores de vida?”, organizada por el Planetario de Aragón con la colaboración de la Asociación Astronómica de Huesca.
En la muestra, que acoge más de 50 cuerpos celestes originales, se cuenta la historia de Sena. El meteorito causó un gran ruido al caer y fue recogido por unos vecinos que, tras arrancarle algunos trozos, se lo dieron al cura. Al enterarse el Capitán General de Aragón ordenó que le fuera entregado con todos los testimonios y opiniones, por lo que se ha convertido en uno de los mejor documentados. Después recaló definitivamente en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, donde fue analizado por el químico Louis Proust.
El 250 aniversario de la llegada de Sena ha sido una buena oportunidad para crear esta exposición, en la que se hay un universo por descubrir. De muchos de estos meteoritos y de su origen y tipos habló el divulgador científico leonés José Vicente Casado en la charla que acompañó la inauguración de esta muestra, con el título “Cazadores de meteoritos. Tras su pista por todo el mudo”. Y es que a esto se dedica Casado, es un mundo que le emociona y le apasiona, porque, como dice, "son la mejor manera de tocar el Universo" y “nos cuentan mil historias”. De hecho, proyecta escribir un libro que analice “los vínculos de los meteoritos con la historia de la humanidad”.
Vicente forma parte el grupo de cinco amigos que recorren distintas partes del mundo intentando hallar estos fragmentos de rocas espaciales, y ya han recuperado más de quinientos en quince años. “!Cuántas veces me habrán echado de un huerto pensado que quería robar porque no se creían que buscara meteoritos!”, comentó en su charla. Pero principalmente los busca en desiertos, donde son más fáciles de detectar, como en México, Bolivia, Chile...
Este divulgador científico comentó que los egipcios crearon dagas rituales con hierro procedente de estos cuerspos celestes y también analizó algunos mitos, como que Excálibur, la espada del rey Arturo, “seguramente tiene que ver con la caída de un meteorito metálico”; también el ónfalo, piedra sagrada de la que se decía que era el punto a partida de la creación del mundo; más recientemente, en Arabia “se han encontrado una serie de cráteres que por la edad parece ser que se produjeron por una caída de meteorito hacia el año 600; y en La Meca adoran una piedra que no es un meteorito, pero sí podría proceder de la arena fundida o las rocas de aquel impacto, es decir “posiblemente el Islam o algunas de sus creencias tienen que ver con la caída de otro meteorito”.
Casado se refirió a otros datos sobre la influencia de los meteoritos, como que la luna tiene su origen en el impacto de un cuerpo con la Tierra, golpe que también provocó que gire inclinada y existan las estaciones. También el más conocido, de hace unos 65 millones de años, cuando en lo que ahora es el Yucatán, en México, cayó un gran meteorito de unos 11 kilómetros de diámetro. “La caída provocó un cráter enorme y levantó una nube de polvo y de vapor de agua que se tapó la luz del sol, no sabemos exactamente cuánto tiempo. La tierra se congeló y los dinosaurios, sobre todo los más grandes, murieron de hambre y de frío. Esa capa se fue de sedimentando poco a poco, el sol comienza a brillar, vuelve a calentar la superficie y la vida surge de nuevo”, señaló.
Pero no es el cráter más grande, “se ha descubierto otro en la Antártida bajo el hielo, y éste tiene que ver con otra gran extinción de la vida todavía mayor de otra época geológica anterior”, lo que da idea de “la relevancia que tiene la caída de meteoritos para la vida en la Tierra”.
Los datos científicos apuntan a que llega a la Tierra un meteorito por cada kilómetro cuadrado cada 10.000 años. “Eso significa que en Aragón caen casi cinco meteoritos al año. No los vemos porque la mayoría son muy pequeños y pasan desapercibidos, pero llegan muchos, continuamente, aunque grandes…, hay años que se recuperan 4 o 5, otros años 10 o 12”. Por ejemplo, el día 13 de febrero cayó uno en Francia, al día siguiente, en Italia y el día 15 otro en Texas. El más grande que hay en el mundo está en Namibia. Se trata de “un meteorito metálico que pesa unas 70 toneladas”.
Para distinguir los estos cuerpos celestes, que pueden ser de roca y de metal, de lo que no son fragmentos de rocas espaciales, Casado aporta el dato de que “la parte de fuera está quemada, porque se va fundiendo conforme atraviesa la atmósfera. Para que llegue una piedra de un kilo al suelo, debe tener entre 100 y 150 kilos de masa en el espacio; el resto se ha ido quemando”, señaló.
Sobre la procedencia de los meteoritos, Casado explicó que “la mayoría vienen del lugar del sistema solar que hay entre las órbitas de Marte y de Júpiter, pero también tenemos meteoritos que vienen de Marte, de la Luna, y otros que vienen de los confines del sistema solar”.
Todo lo que llega del cielo no es un meteorito, “cae mucha chatarra espacial, más de la que parece” -señaló Casado-, por ejemplo pueden ser silicio procedente de las placas solares de los satélites, y el depósito de combustible que se exhibe en la exposición en Huesca, también erosionado como los meteoritos, procede de la estación espacial rusa Salyut 7, que en lugar de ir a parar al Atlántico, como se calculó, cayó en Argentina. “La chatarra espacial cae más despacio; el meteorito entra a entre 30 y 70 kilómetros por segundo”.
Los meteoritos ofrecen una ventana única al cosmos, y la exposición en Huesca permite acercarse a esos misterios del universo.
Nuevas actividades
A la charla de Casado se sumarán otrasas actividades alrededor de la exposición. Así, el 23 de noviembre, la astrofísica Cristina Margalejo ofrecerá una ponencia sobre la formación y la evolución del Sistema Solar.
“El asteroide que acabó con los dinosaurios. ¿Catástrofe u oportunidad?”, es el título de la ponencia del 28 de noviembre, a cargo de Laia Alegret, catedrática de Paleontología en la Universidad de Zaragoza y Académica Numeraria de la Real Academia de Ciencias Físicas, Exactas y Naturales de España.
El ciclo finaliza el 30 de noviembre con “Los meteoritos. Patrimonio cultural y natural”, del doctor en Geografía por la Universidad Autónoma de Madrid Aurelio Nieto.
También se va a desarrollar un curso de iniciación a la astronomía, impartido por Juan Castiella, miembro de la Agrupación Astronómica de Huesca, destinado al público general, que tendrá lugar del 12 al 21 de diciembre.