Las Carmelitas de la Asunción de la Antigua Observancia que moran en el Convento de Nuestra Señora de la Asunción tienen motivos para estar muy contentas, porque las voluntarias que han atendido la caseta en la Feria Huesca es Dulce están exultantes con los resultados de ventas. Artesanía Monacal de la Asunción es su marca. Como diría el torero, en dos palabras: im-presionante.
Carmen Oliván es veterana en este tipo de servicio voluntario por la buena causa de la meditación compasiva dentro de los muros del monasterio en el que las monjas elaboran con las manos más pulcras y la inspiración más elevada. Esta mañana, aseguraba que ha ido a "muchas acciones de venta de las monjitas y, como esta vez, ninguna, fabuloso. Un primor, todo el día con gente".
Dentro de la apetecible gama que se aprecia en la caseta, un superventas especial: "Las rosquillas de San Vicente, que son muy famosas. Esas las hemos agotado tres o cuatro veces", y ríe con carcajada franca, la de la buena satisfacción.
También han disfrutado los clientes con galletas con miel, con yema, rosquillas con chocolate... "Tienen un montón de cosas".
Una de las claves para elaborar tales exquisiteces nos la da Carmen Oliván: "Casi no duermen, pobres. Hace falta un gran esfuerzo, todo a mano y con productos naturales".