El pregonero de Semana Santa de Huesca lanza un mensaje a los cristianos: "Los que seguimos a Cristo tenemos que desperezarnos"

Javier García Antón ha abierto la Pascua oscense en una iglesia de Santo Domingo y San Martín abarrotada

DH
31 de Marzo de 2023
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Pregón de la Semana Santa de Huesca 2023 a cargo de Javier García Antón

En una iglesia de Santo Domingo y San Martín abarrotada, se han iniciado los actos de la Semana Santa Oscense organizados por la Archicofradía de la Vera Cruz con el pregón a cargo del el periodista de EL DIARIO DE HUESCA Javier García Antón, que ha estado precedido de las palabras del sacerdote salesiano José Antonio Montull.

Este acto inicial ha contado otros momentos emocionantes como el nombramiento de Cleofé Pérez como cofrade de honor, y los reconocimientos a la Policía Nacional y la Guardia Civil, así como al Carlos Gascón, director de Coro Ars Musicae, que ha actuado para cerrar el emotivo arranque de la Pascua, junto con el Cuarteto Petronila Consort. Quienes han participado en este arranque solemne de la Pascua, han admirado también la nueva capilla de la Vera Cruz en la iglesia de Santo Domingo y San Martín .  

En el Pregón de la Semana Santa han participado representantes de la Diócesis de Huesca y del Ayuntamiento oscense, encabezados por el alcalde, Luis Felipe, así como la diputada al Congreso por el PP, Ana Alós, y la subdelegada del Gobierno en Huesca, Silvia Salazar, y la familia de Javier García Antón y de Cleofé Pérez, entre los numerosos asistentes. 

“Jesús entra victorioso entre palmas en Jerusalén”. “Cristo, sentenciado a muerte sin posibilidad de apelación al Supremo”. “Jesucristo muere en la Cruz después de que el Padre le enviara a redimir a sus verdugos”. “El Señor resucitó en circunstancias misteriosas”. En tres titulares, Javier García Antón ha introducido el Pregón de la Semana Santa de Huesca. Una forma de noticias falsas (“fake news”) que contrastan con la lógica mundana. “El Padre envía al Hijo a padecer. ¿En qué cabeza cabe? Por menos que esa tropelía, a los progenitores les sientan en el banquillo con gruesas acusaciones”.

Ha sostenido el periodista de EL DIARIO DE HUESCA que Dios envió a su Hijo para que inyectara el libre albedrío entre los hombres y las mujeres, para que respondiera a las grandes preguntas cuya respuesta se concentra en un vocablo: “Trascendencia”.

Tras cuestionarse internamente por el sufrimiento, ha reclamado una reacción. “Los cristianos, los que seguimos a Cristo, tenemos que desperezarnos. Desterrar las tentaciones del demonio en forma de pereza, de desdén, de desapego a la Iglesia. Necesitamos pastores para renunciar a las renuncias. Fíjense la expresión, renunciar a las renuncias. Del latín “renuntiare”, abandonar, desistir. Si abandonamos, nos abandonamos. Si desistimos, morimos en vida”.

En la vida terrenal que es un camino de obstáculos, el orador ha asegurado necesitar “hitos que jalonen el camino. De pastores que le guíen por las veredas adecuadas. De luces para avanzar entre las oscuridades. Los encuentro en las lecciones de tantos y tantos prójimos. En las palabras que configuran el peculiar vocabulario con el que todos desenvolvemos nuestro pensamiento y nuestra socialización”.

Ha recordado un video del Papa Francisco, su alusión al “barullo” del Día de Pentecostés. “¿Quién hizo ese lío? El Espíritu Santo. Y ¿quién hizo la armonía? El Espíritu Santo. Es el que en la Iglesia hace el desconcierto, el barullo y el que arma la armonía. Es un camino de Iglesia. Podrían haber salido todos armonizados”.

El lío ha sido el hilo conductor del Pregón. El pregonero ha agradecido a la Archicofradía de la Veracruz que se haya metido en un lío. Como el propio periodista que, en una tesitura personal fatídica, “pudo haberse aposentado en el sofá y ver los atardeceres desfilar ante sus ojos. Pero prefirió, como la Archicofradía, como las cofradías todas, como las muchas personas de buena fe, ofrecer hasta sus últimos estertores a sus congéneres”.

Es una vara de medir nuestra coherencia. “Si Dios metió a su Hijo en el lío de procesionar por un mundo, ¿qué tipo de autoridad moral podemos esgrimir para optar conscientemente por una existencia holgada, cómoda, bobalicona?”

Ha enumerado los muchos pasajes del Evangelio en los que se constata el desapego de Jesús a la comodidad, la aceptación de las dificultades por la luz que otorga la verdad. Los desencuentros con fariseos y saduceos, la expulsión de los mercaderes del templo, los milagros en Caná o en la multiplicación de los panes y los peces, la irrupción en una leprosería, la escena de la barca vapuleada por el temporal… Y en la Verdad alumbrada por la Luz, “hizo visible la divinidad de su misión salvífica”. Pero…

“El Espíritu Santo siempre, siempre, ponía la armonía. Era como su asistente personal, invisible, intangible, pero presente”. “No se puede encender la luz si negamos la existencia del faro que es el Espíritu Santo. Nadie puede blandir la libertad como un arma con la que ejecutar la responsabilidad. Están indisolublemente unidas”.

Ha sostenido que “el mundo de hoy cada día parece más una torre de Babel”. Se llena de lugares comunes, como la empatía, pero “los cristianos podemos presumir de tener nuestro propio término, que aflora de la esencia de las Sagradas Escrituras: la misericordia. Sentir el corazón de los desdichados, enviarles nuestro corazón”.

Ha propuesto un triángulo virtuoso. “La Semana Santa es extraordinariamente propicia para este viaje hacia el bien. Del yo al prójimo. Del yo al Cristo. Del Cristo al prójimo. Una corriente de energía para sentir cómo son muchos los seres humanos que llevan una cruz a cuestas. Y, sobre todo, para pensar cómo podemos evitar que padezcan la crucifixión”.

“Necesitamos un plan. Siempre necesitamos un plan. Interiorizar una hoja de ruta”, de la reflexión y el debate a juzgar y actuar”, ha proseguido.

Se ha centrado en el periodo que ya está aquí. "Semana Santa es trascendencia. Del mundo de la materia al de la espiritualidad, para retornar a la concepción holística, integral, del ser humano. Del ser hijo de Dios. Del Dios hecho hombre para vivir en medio de nuestras miserias y nuestras grandezas, de nuestras tristezas y alegrías, de nuestras penurias y nuestras abundancias. Como uno más, Él, que ha creado una estirpe de reyes, se somete a uno de los mayores escarnios que haya sufrido jamás un hombre. Con la dignidad de ser quien es”.

En su alocución, ha recorrido imaginariamente las catorce estaciones del Viacrucis. El Cristo sentenciado a muerte, Él que es Hijo de Dios. La carga con la Cruz, que en la tercera lo desploma con su peso. El auxilio de la Virgen, el apoyo del Cirineo, la Verónica que le enjuga el rostro. La segunda caída. El consuelo a las Hijas de Jerusalén. Por tercera vez las fuerzas le flaquean. Jesús despojado de sus vestiduras y crucificado.

“Nos has regalado tu modelo, tu ejemplo, tú que pudiste contemplar la singladura de la destrucción de la humanidad desde el confortable sillón de la Casa Celestial. Por eso te adoro, por eso me veo concernido para aliviar tus llagas, las heridas de esos clavos, la muerte que saca el clavo de la muerte para la vida eterna, esa lanzada vil que tu costado ha convertido en señal de perdón. Y, sin embargo, en tu muerte que es nuestra salvación, refulge el amor”.

Todo retorna al origen, el Hijo con la Madre, Dolorosa pero serena, sabedora de la misión. “El Sepulcro. Las preguntas: “¿Qué somos? ¿Por qué somos? ¿Cómo somos? ¿Para qué? ¿Hacia dónde?” Y la Resurrección.

“Interioricemos ese viaje del Señor hasta el Calvario. El viacrucis que es ejemplo de entrega a los demás. Vuelvo al lío. ¡Vaya lío el que se buscó Jesucristo! ¡Vaya liada, en expresión joven, la que le preparó el Padre! Y, sin embargo, ahí acude presto el Espíritu Santo para, en términos clásicos, desfacer el entuerto. Para iluminar la armonía”.

La superficialidad de los tiempos cercena nuestra integridad. “Perdemos, incluso, la concepción del lío, mientras los líos nos rodean y nos asedian. Refugiados en nuestro egoísmo, la miopía y la presbicia nos acechan. Incapaces de mirar lejos, indolentes para ver cerca. Y así se suceden las guerras en Ucrania y las ucranias, la aminoración de la condición de humana que es la injusticia, los terrorismos, la aberración de la vulneración de los derechos humanos, la barbarie de los atentados por género, el castigo a los niños o la destrucción del planeta”.

Y se hace la pregunta de si tenemos el derecho de evadirnos de los líos. Es un imposible metafísico “llamarse católico y ponerse una venda en los ojos y unos tapones en los oídos. La condición nos homogeneiza en un sacerdocio militante, en un sacerdocio laico, permítaseme la expresión”.

Ha defendido la Iglesia una y plural, concernida por una doctrina que emana de la voluntad divina y se expande a la universalidad. “En ese camino de vida y de trascendencia, caminamos los cristianos en medio de la dificultad para sacudirnos los complejos. Sí, hemos dado muchos pasos atrás. Por pasividad, por falso confort y por los modismos. No queremos líos. No nos acercamos a las iglesias. Nos cobijamos en la falsaria condición de cristianos poco practicantes. Y nos quedamos tan panchos. Tan tranquilos”.

En medio de una cierta soberbia, olvidamos que requerimos de ayuda. Y de “pastoreo”. “Necesitamos argumentos y, en ocasiones, nos sentimos desamparados. Precisamos de pastores buenos, y sabemos que los hay. Pero los precisamos cerca, junto a nosotros. Preocupados por atraer al redil de la verdad a los de fuera. Pero también atentos y cariñosamente entregados a quienes estamos dentro. Incitados y excitados por los estímulos de fuera, pero lealmente resistentes para quedarnos dentro del predio. Nuestro predio”.

En la irrenunciable labor evangelizadora en su sentido más amplio, “cada Semana Santa es un tonificante. Sueño con ese Miércoles Santo de la procesión de la Cofradía de Santiago, y del encuentro de hermandad que es la Procesión del Santo Entierro. Con el diálogo intenso con el Jesús enclavado en la Cruz, débil en su cuerpo frente a los hercúleos romanos esculpidos por Felipe Coscolla, poderoso el Señor en su fe que nos impregna, que nos contagia”.

Se ha encauzado al final del pregón. “Remover, conmover, mover… Motores de nuestra existencia, guardianes de nuestra identidad. Del individuo a la comunidad. Un camino hacia los adentros para alcanzar la plenitud. La dignidad del ser humano que soy yo. La generosidad que es un bumerán de ida y vuelta”.

La conclusión. “Si vivimos con intensidad la Semana Santa, incluso si nos atrevemos a crecer hasta en la ufana declaración como Fiesta de Interés Turístico Nacional, nos vamos a meter en un buen lío. Aviso a navegantes. Pero, si vivimos con intensidad la Semana Santa, les aseguro que el Espíritu Santo nos va a premiar con el privilegio de la armonía. Elijamos. Y acertemos, porque en nuestras manos está la Gloria”.

PRESENTACIÓN DEL PREGÓN

José Antonio Montull ha iniciado el acto en la iglesia de San Lorenzo. "Presentar a un pregonero de la Semana Santa Oscense no es tarea fácil, presentar a Javier García Antón es si cabe más difícil, porque todos los de Huesca conocemos y queremos a Javier”, ha comenzado diciendo.

Ha recordado unas palabras escritas por García Antón hablando de Montull cuando en enero de 2005 el salesiano recogió una pajarita de oro en el certamen “que convocaba el diario en el que él trabajaba, que luego dirigió y que, posteriormente, incomprensible e injustamente fue apartado”. “Me santiguo ante la satisfacción de presentar al siguiente galardonado. A pesar de todo -escribió Javier de José Antonio-, como dijo de él don Agustín Catón cuando no le dejaban acceder al Ayuntamiento por su informal indumentaria, tiene cara de cura, porque su reino sí es de este mundo”.  

Montull se ha referido a la “mirada que van más allá y que puede ser transformadora, capaz de ver lo que no se ve”, y ha dicho: “La mirada periodística de Javier García Antón no es sólo descriptiva, ni tan siquiera profunda, en sus textos pone una mirada que va más allá, que es trascendente. Javier es periodista, un muy buen artesano de la palabra, pero además es un cristiano, una persona que está en todos los actos solidarios a los que se le llama, capaz de apostar por los últimos y de apoyar las causas perdidas. Por eso, por su mirada profunda y trascendente, por su capacidad de defender a los más vulnerables con la pluma y su presencia, creo que es la persona ideal para presentarnos esta Semana Santa Oscense”, en la que García Antón ayuda lanzando una mirada “desde fuera, desde dentro y hacia el más allá, una mirada trascendente”.

Y Montull ha acabado devolviendo a Javier sus palabras, un poco modificadas. “Me santiguo ante la satisfacción de presentar al amigo que va a tomar la palabra. A pesar de todo, como pudieran negar algunos, tiene cara de periodista, porque sus textos sí que son de este mundo”, ha dicho.

RECONOCIMIENTOS

Tras el pregón, el acto ha continuado con el nombramiento de cofrade honoraria de la Archicofradía a Cleofe Pérez de Pablo por su presencia durante tantos años como Manola acompañando a la Virgen Dolorosa con "fe, devoción y humildad", y dejando "una impronta con su personalidad y elegancia en la procesión del Santo Entierro, que difícilmente nadie pueda superar".

También se han entregado recuerdos como reconocimiento a la Comisaría de la Policía Nacional de Huesca, por su acompañamiento al paso de La Dolorosa, que ha recogido el comisario jefe, Luis Fernando Ascaso, y a la Comandancia de la Guardia Civil de Huesca, también por acompañar al paso del Cristo Yacente en la procesión, recogido por el teniente coronel de la Comandancia de Huesca, Franciso Pulido.

 

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