El primer villancico, el primer belén, cena especial de mascotas... Cosas que -quizás- no sabes de la Navidad

No se celebró esta festividad hasta cuatrocientos años después del Nacimiento de Jesús y fue Constantino quien puso la fecha

Cronista de la Comarca de La Hoya de Huesca. Académico de la Real de San Luis
24 de Diciembre de 2022
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Villancicos, el primero del siglo XIV
Villancicos, el primero del siglo XIV

El día de Navidad no fue celebrado como tal hasta después de transcurridos cuatrocientos años del Nacimiento de Jesús.

Sería Constantino quien, apoyando oficialmente a la cristiandad, sugirió que la Navidad debía de celebrarse el 25 de diciembre, coincidiendo con la antigua festividad dedicada a Saturno por los romanos.

La mayor parte de las costumbres relativas a la Navidad tienen su origen en la celebración del Nuevo Año, quizá porque esta fue considerada siempre como la fiesta más importante.

Las cinco más bellas representaciones  de la Navidad en la historia de la pintura fueron realizadas por Bernardo Daddi en el s.XIV; Filippo Lippi del s. XV; Georges de la Tour, siglo XVII; José Ribera, siglo XVII; y Gauguin en el siglo XIX.

Primer árbol en el Vaticano
Primer árbol en el Vaticano

El Papá Noel entrando en las casas por la chimenea es característico de los ingleses y holandeses, países en los cuales existía la antigua creencia de que limpiando en esta época de Año Nuevo la chimenea, se introducía por ellas la suerte y quedaba  asentada en ella durante todo el año.

El Papa Noel es una mezcla del dios Onin y de San Nicolás de Myra de los cristianos del siglo V.

El Papá Noel tomó del dios Onin su casaca de color rojo, aunque en realidad debe de ser de un color estrictamente púrpura, su barba blanca y largos cabellos del mismo color.

A fines de la Edad Media era San Nicolás, cuya festividad se celebra el día 6 de diciembre, quien escondía los regalos de los niños pequeños en sus zapatos, medias, e incluso entre los vestidos.

La rama de muérdago fue emblema de amor para los antiguos romanos, que solían hacer con ellas, guirnaldas para coronar a las danzarinas.

Una rama de chinebro o de pino, puesta sobre la puerta, recordaba a todos los viajeros que pasaban por el Alto Aragón que aquella casa estaba abierta a la hospitalidad y a compartir todo en la Navidad.

En algunas partes de Inglaterra y de la Vieja Europa, las abejas son animales simbólicos de las fiestas de Navidad.

En el Alto Aaragón, antiguamente, los animales domésticos de la casa recibían una "cena especial de Navidad".

Según afirman algunos autores, el primer villancico de Navidad fue escrito aproximadamente el año 1350.

Por los  valles altoaragoneses se estableció desde tiempos remotos la costumbre de poner a la entrada de las casas una cesta decorada con ramas de pino y dentro de ella frutos secos, como ofrenda y aguinaldo al visitante de estos días.

El intercambio de obsequios en Navidad tiene su remoto origen en los presentes que solían hacerse los romanos en el Año Nuevo.

En la Edad Media se santificó el calendario entero creando un almanaque Santo, comenzando con la sacralización del primero de enero. De esta forma se reafirmaba que el año es sagrado y que cada día revela una verdad.

La leyenda del Grial nos habla de cómo Parsifal, herido de muerte, entra en el reino de Anfortas ( Anfursio I El Batallador), atraviesa Azaguz ( Zaragoza), llega a Montsalvat ( Monte de San Salvador en San Juan de la Peña), se pierde y siendo la víspera del nacimiento de Jesús, encuentra un árbol (Abeto) iluminado con miles de candelas.

El primer belén se instala en Greccio, en el año 1223, por Francisco de Asís. Costumbre que se extiende por todos los conventos franciscanos y las peregrinaciones a Compostela serán su primera vía de expansión.

Fue Carlos III quien apoyó a los fabricantes de figuras de belén establecidos en el reino de Nápoles, y quien trajo a Madrid estas primeras figuras de barro vestidas de telas.

Santa Melania, que estuvo en Jerusalén entre los años 431 y 439, nos habla de cómo se vivía el 25 de diciembre.

Uno de los primeros testimonios en España, acerca de esta fiesta, es el Concilio de Cesaraugusta del año 380, que la menciona así: "A XVI Kal Jan, usque in diem Epiphania equi est VIII id jan; continuis diebus, nulli licear de eclessia absentare".           

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