Aínsa ha reeditado este sábado la tradición del Punchacubas, la Feria del Vino Artesano que desde hace más de tres lustros llena de vida la Plaza Mayor para remembrar el desaparecido oficio de vinatero en la comarca de Sobrarbe. Para brindar por aquella figura, se degusta la bebida que aún sigue elaborándose para consumo propio en numerosos hogares. El público local toma el protagonismo, reunido en torno a un elemento indispensable en las fiestas de invierno pirenaicas: el fuego.
Veintidós vinateros de lugares como Mediano, Guaso, El Pueyo de Araguás, Banastón y Aínsa, así como la participación de un vino procedente de Burdeos, han llenado de buenos aromas el Punchacubas en el momento de la degustación, que comenzaba cerca de las 19 horas, aunque desde primeras horas de la mañana una treintena de voluntarios, entre ellos los chefs del Restaurante El Callizo de Aínsa, Ramón Aso y Josecho Souto, Estrella Michelín, trabajaban en la preparación de la hoguera, la comida y la cena de la jornada.
La comida ha consistido en un 'Recao Montañés' inspirado en la receta del gran Teodoro Bardají. Sus ingredientes más reconocibles: las judías y los jarretes de cordero ecológicos que han encantado a los comensales. Además, de primero han tomado una escarola con ajo y granada. “Un año más se hace notable el espíritu de unión y el empuje de las personas voluntarias, con cuyo esfuerzo, sin duda, hacen que esta fiesta sea una de las más arraigadas en el pueblo”, explica Amadeo Monedero, coordinador de los voluntarios.
La faena se centraba en sacar adelante la cena y recepcionar los vinos de los productores. La minuta, un primero de sopas de ajo con pan y huevo y un segundo basado en arroz con patatas y bacalao para alrededor de 300 personas. “El ambiente ha sido extraordinario, sostenido por la climatología favorable y esa participación primordialmente local que convierte el Punchacubas en una fiesta muy nuestra”, apunta el concejal Pep Gracia.
Los ganadores de 2023 se eligen por votación popular, una acción que los presentes realizan desde las 19 hasta las 21 horas mientras tienen ocasión de degustar los mencionados manjares autóctonos y preparar a la brasa los productos que la carnicería La Reja de Aínsa ha vendido durante la noche. Además de los premios previstos, se entrega el Jarro de Honor a algún productor con el objetivo de premiar su larga trayectoria.
Los Mosicos del País, procedentes del Valle de Chistau, han vuelto a amenizar el evento al calor del fuego, la mejor antesala de las fiestas navideñas en Aínsa. Las asociaciones de El Eco y la de Vinateros de Sobrarbe se han sumado nuevamente a crear un espacio de convivencia extraordinario que se espera y se vive cada año con especial cariño.