El Santo Cristo de los Milagros, arropado multitudinariamente por Huesca en su Solemnidad

La Catedral se ha llenado de feligreses en una conmemoración que ha rezumado devoción en la ceremonia oficiada por Julián Ruiz Martorell

12 de Septiembre de 2023
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Devoción rebosante en el santo Cristo de los Milagros de Huesca

La Devoción en la Solemnidad del Santo Cristo de los Milagros ha rebosado la Catedral de Huesca de feligreses y de religiosidad. Una ceremonia para los presentes y para perpetuar en la memoria a los ausentes -Macario Olivera, fallecido esta madrugada, quería asistir con su prima María Jesús a la seo oscense-. El obispo, Julián Ruiz Martorell, ha oficiado acompañado por el vicario general, Nicolás López Congosto, y el deán del templo, Juan Carlos Barón.

El cuerpo central no admitía ni un alma, en las naves laterales se agolpaban muchísimas personas de pie. Representantes del Ayuntamiento (prácticamente la totalidad de los concejales), de las cofradías y otras instituciones religiosas, y en lugar destacado las mairalesas bellamente ataviadas para la solemnidad, y hacia las que el prelado ha tenido una alusión cariñosa.

"En el Santo Cristo de los Milagros, descubrimos el amor de Dios, su solicitud completa por cada uno de nosotros, su proyecto de salvación que avanza la Humanidad entera y a toda la Creación. Su infinita misericordia y su entrañable ternura. Y hoy decimos sencillamente: creo, Señor, aumenta mi fe. Amén". Monseñor Ruiz Martorell ha dado sentido a la celebración de esta tarde. "El Santo Cristo de los Milagros nos dice a ti y a mí: paz a nosotros. Una paz que llena de sosiego y confianza nuestros corazones. Una paz que transforma nuestras personas y mejora nuestras familias, nuestras parroquias y nuestras comunidades, nuestros barrios y pueblos, nuestra ciudad y nuestra diócesis, nuestra provincia, nuestra nación y toda la tierra. Una paz que se extiende y comunica hasta los rincones más alejados".

Ha aludido al pasaje evangélico, y su traslación a la Catedral. "En garantía de fidelidad nos propone: mirad mis manos y mis pies, soy yo en persona. Realmente es Él con sus manos extendidas, su pecho abierto, su cabeza inclinada, sus llagas derramando sangre". Estos días de la novena al Santo Cristo, ha agregado, "nos hemos detenido en actitud orante ante su cabeza ensangrentada, sus manos y pies atravesados por los clavos, su costado traspasado, pero es Él mismo, la fuente de la vida, Él es vivo y vivificante, Señor y dador de vida".

El ritual ha sido completo y hermoso, acompañado con la armonía del coro catedralicio, con la ofrenda de flores y frutos de las mairalesas de los barrios y de las peñas, y la procesión final con las cruces y rematado por el obispo y la representación del cabildo cadral tras el que ha desfilado el municipal. La entrada del Santo Cristo a su capilla ha sido pletórica, un hasta siempre digno de la devoción y de la solemnidad.

CIENTOS DE FIELES POR LA MAÑANA

Peregrinos de varias localidades próximas, como Bolea, Igriés, Pueyo de Fañanás, Sangarrén o Tabernas de Isuela, han acudido a las 8.00 a la santa misa presidida por el obispo, don Julián Ruiz Martorell, en la que se ha trasladado la imagen desde su capilla al altar mayor.

El día ha comenzado con la recepción de los peregrinos en la Plaza de la Universidad, a donde se han dirigido asimismo cofrades de la Cofradía del Santo Cristo de los Milagros y San Lorenzo Mártir encabezados por el prior, Vicente Estévez. El obispo se ha referido al “tiempo de gracia que Dios ha concedido” durante una peregrinación en la que “habréis sentido la compañía de quien siempre está presente”. Se refería a Dios, quien “en algunas ocasiones parece que se cansa pero siempre tiene al lado alguien que le presta su ayuda.

Todos se han dirigido a la catedral de Huesca, donde en primer lugar el obispo, junto al reverendo don José Alegre, vicario de pastoral, y el reverendo don Francisco Raya, delegado de Liturgia, ha rezado al Señor “por que conserve tu Hijo entre nosotros la obra de tu misericordia y los frutos de tu redención”. La imagen se ha dirigido a continuación desde el camarín hasta el altar mayor, portada por Vicente Estévez y en procesión por las naves lateral y central de la catedral.

La tradición señala que el Santo Cristo de los Milagros libró a la ciudad de la peste en el año 1497 después de que su imagen derramase sudor. Desde entonces y hasta nuestros días se mantiene una devoción extendida por toda la Diócesis.

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