Valentia ha lanzado el servicio Sentira para compatibilizar lo que cada persona necesita, donde lo necesita y con quien más lo necesita; su familia y su entorno natural. El objetivo es la atención a población infantil y juvenil con diversas necesidades de apoyo y sus familias, que seguirá las prácticas de atención centradas en la familia y en entornos naturales. Este modelo favorece la capacitación del entorno familiar, educativo y social de las personas a las que atiende, para garantizar una intervención más respetuosa y eficaz a corto, medio y, sobre todo, largo plazo.
Sentira nace con la dirección a todas las familias que requieran de un acompañamiento o apoyo en la atención de sus hijos e hijas. “Es un proyecto que encaja a la perfección con nuestro propósito y nuestra misión y también con la transformación de la atención en la que llevamos inmersos estos últimos años en Valentia. Este nuevo servicio va a impulsar nuestra transformación y forma parte imprescindible de la misma. Se apoya totalmente en los tres principios fundamentales de nuestro modelo de atención: buenos apoyos personalizados, participación y oportunidades de inclusión y convivencia”, explica Sara Comenge, gerente de Valentia.
Consiste, añade la responsable de la entidad, en "un proyecto proactivo hacia las personas y sus familias y sus circunstancias, de prevención de la institucionalización, que nace totalmente alineado con los nuevos modelos de atención impulsados en toda Europa, poniendo el foco en que los niños, adolescentes y adultos jóvenes estén mejor y se sientan mejor y sus familias también”.
Este formato de intervención se basa en las rutinas y la funcionalidad de la familia en conjunto. Bajo la gestión de Berta Carrera y con un equipo transdisciplinar formado por profesionales del ámbito de la psicología, la pedagogía, la terapia ocupacional y la terapia familiar, Sentira ofrecerá sus servicios en el contexto natural de las personas. “Dependiendo de las necesidades concretas de cada persona, disponemos de un centro donde trabajaremos algunas intervenciones, pero nuestro objetivo es que no tengan que venir al centro; Sentira irá allá donde desarrollen su vida”, explica Berta Carrera.
La amplia experiencia de Valentia ha sido clave para detectar la importancia de ofrecer un servicio que dé respuesta a las personas con necesidades de apoyo a lo largo de todo su ciclo vital. “Durante el último año y medio estamos recibiendo numerosas demandas llegadas directamente de familias que tienen necesidades no resueltas en relación con sus hijos e hijas. Frecuentemente sucede en las edades más tempranas cuando surgen necesidades de apoyo en el desarrollo, en el aprendizaje o en el ámbito conductual y adaptativo, dificultades que afectan al día a día de cada persona, a su funcionalidad. Atenderlas de manera respetuosa y eficaz es fundamental para poder prevenir dificultades mayores en la vida adulta”.
LA TENDENCIA EN CRECIMIENTO
El elemento singular de Sentira es su práctica basada en un modelo de atención centrado en la familia y en contextos naturales. Deja de lado el tratamiento en consulta, en el que la asistencia se presta en un contexto de sala ambulatoria, para sustituirlo por una intervención en el contexto natural, que tiene como objetivo la capacitación de las personas que los acompañan diariamente -familia y escuela normalmente- y basándose en las rutinas y la funcionalidad de las personas a las que atiende y sus familias. Los modelos tradicionales incluyen a las familias en la sesión de terapia, pero este da un paso más, siendo el objetivo capacitar a estos adultos de referencia para que sean ellos los que puedan hacer frente a las dificultades que muestran sus hijos e hijas en su día a día".
“Para que se adquiera un aprendizaje se necesita que la práctica sea continuada y en muchos contextos distintos, por eso, Sentira aprovecha el lugar y momento en que se da la dificultad, contando con la emoción y la intencionalidad real de la persona a la que se atiende y su familia”, asegura Berta Carrera.
La comunidad científica avala este tipo de intervención a través de diferentes estudios basados en la neurociencia que demuestran que el elemento esencial para el aprendizaje es la emoción. Sin emoción no hay curiosidad, ni atención, ni aprendizaje, ni memoria. “Es realmente difícil trasladar lo trabajado en una sala de terapia a la vida cotidiana”, añade la responsable. “Se trabajará en el momento y espacio concreto en el que cada persona está viviendo esa necesidad; activa y participando en ello”.