Silvia Parrabera, reconocida psicóloga clínica y docente especializada en salud mental, ha agitado el panorama terapéutico español al presentar en la Jornada Técnica de la V Movida Arcadia el modelo del Diálogo Abierto. Este enfoque, originario de Laponia Occidental (Finlandia) y desarrollado a lo largo de unos 40 años, ha demostrado una eficacia que contrasta drásticamente con los resultados obtenidos en España y el resto de Occidente.
La clave del Diálogo Abierto, ha explicado, reside en sus principios fundamentales: la escucha activa, la colaboración y la transparencia. Se trata de un marco de salud mental que busca abordar los problemas de manera más eficaz al tratar a las personas "con respeto", lo que implica "escuchar, darles tiempo, tener en cuenta su red afectiva y trabajar acompañando a su ritmo".
El elemento central del modelo, ha indicado Silvia Parrabera, son las reuniones donde la persona con enfermedad mental es convocada junto con los allegados que elija (su red afectiva) y dos o tres profesionales del equipo. La gran diferencia es que todos los participantes se reúnen "en un plano de igualdad". Las decisiones sobre los pasos a seguir en el proceso de recuperación se toman por consenso, y "se sostienen mucho mejor que las impuestas por un experto".
La psicóloga clínica ha destacado que este modelo "pone en el centro los derechos de las personas con problemas de salud mental y valora su capacidad para seguir decidiendo sobre su vida". A diferencia de los métodos más tradicionales, "no se infantiliza ni se emplea la coerción".
EL ORIGEN
El Diálogo Abierto no surgió por una casualidad, sino por una necesidad crítica. Parrabera ha detallado que Finlandia, en el momento de su implementación, manejaba una alta tasa de prevalencia de esquizofrenia, con aproximadamente 33 nuevos casos al año, cifra que se consideraba "una barbaridad". Además, se impuso la obligación de reformar el sistema de salud mental, para dejar atrás los manicomios y los ingresos de larga estancia.
Se encomendó a un equipo local la búsqueda de una nueva metodología. Partieron del tratamiento adaptado a las necesidades diseñado por Yrjö Alanem (un psicoanalista del sur de Finlandia) e integraron la red afectiva de la persona. "El primer gran descubrimiento fue que, cuando la persona y su red participaban en las reuniones de coordinación para decidir sobre ingresos de urgencia, había muchos menos hospitalizaciones". El siguiente paso fue desplazarse a las casas con un equipo pequeño para prestarles atención en su entorno antes de que llegaran a urgencias, lo que evitaba aún más internamientos. "Los resultados fueron impresionantes: el número de nuevos casos de esquizofrenia bajaron en un 90% en los 10 primeros años".
LA BRECHA CON ESPAÑA
La comparación de resultados entre Finlandia y España es alarmante. Mientras que en Finlandia tienen una tasa de reinserción laboral del 84 % para personas diagnosticadas con trastorno mental grave, en España esta cifra se desploma a un 17 %.
Según la ponente, esta diferencia no es primordialmente una cuestión de recursos, sino de la forma en que se concibe la salud mental. El verdadero obstáculo es "cambiar la mentalidad".
Parrabera señala que en España y Occidente "llevamos sin avanzar como 50 años". El paradigma actual se sostiene sobre la creencia de que la enfermedad es una "patología que además es crónica y no se va a curar". Esta visión genera desesperanza, lo que "lleva a priorizar la medicación sobre la intervención humana".