Tierz está ganando adeptos a su mercado de trueque de antigüedades, juguetes, discos y también alimentación. Trocatierz ha celebrado este domingo en el pabellón polideportivo de la localidad su tercera edición, de 10 a 15 horas, con buenas sensaciones por la progresión en vendedores y público.
La variedad de artículos que ha reunido el mercado es indescriptible y se adapta a cada comprador. Como dice José Manuel, coleccionista de Graus presente en Tricatierz, “cada uno se emociona con lo que ha conocido”, y así alguien puede lanzarse a comprar el álbum de cromos de Netslé de 1930 que mostraba en su estand y otros con un teléfono de rueda que recuerdan haber tenido en casa, un apero agrícola o una muñeca con la que jugaron en su niñez. También era una posibilidad de hacerse con objetos antiguos simplemente por su belleza.
Hasta 40 estands han llenado el pabellón polideportivo por el que han pasado unas mil personas, con momentos de lleno total de curiosos sin perder detalle de cada propuesta. Los vendedores procedían de la provincia de Huesca, de Zaragoza, Teruel, Lérida, Navarra, San Sebastián, Francia y también del propio Tierz.
“Cualquiera que quiera venir a vender sus cosas puede instalarse en este mercado. Lo enfocamos como vaciar el trastero”, ha explicado Íñigo Franco, organizador junto con el Ayuntamiento de Tierz de este mercado que se celebra cada seis meses. “Es una feria que va a más en participantes y público”, ha constatado. Franco ha valorado el complemento de espacios de alimentación, “que tienen mucho éxito. Quienes vienen a comprar siempre se van con jamón, queso, aceite…”.
Además, es un punto de encuentro para coleccionistas que disfrutan de esta jornada como un día para verse y comentar sobre la situación del sector y también poder hacer intercambios.
Teresa Arbués se inscribió el día previo a esta feria que encaja con su pasión por el coleccionismo y piezas vintage. “Me apunté sin dudarlo” y durante la mañana ha constatado que “tiene muy buena acogida”. Como ha explicado, “viajo mucho a Francia y por el norte de España porque me gusta ir recolectando cosas pequeñas para venderlas e incluso muchas me las quedo porque me enamoro de ellas”. De su estand destacaba un farolillo de 1900, porque otro más antiguo su “pieza estrella” ya lo había vendido.
Arbués destaca la ventaja que tiene Francia en este tipo de mercadillos, que congregan hasta 300 puestos, y a los que acude habitualmente organizando sus viajes en función de dónde se celebran. “Me gusta vender, pero casi me gusta más ir yo a los mercadillos a comprar”, señala.
Desde Binaced, Columna ha estado en otro de los puestos como respaldo de su hijo que se dedica a la venta de muñecas y otros juguetes por internet. Entre otras muchas piezas, han expuesto nancys a las que ella misma hace los vestidos. “Hemos tenido de baturras, Pipi Calzaslargas, Lola Flores, Laura Ingalls y también de la Dolorosa”.
“Sólo participamos en esta feria y, en esta ocasión, ha sido una pasada, ha venido mucha gente y hemos visto interés. Estamos contentos”, ha trasladado. Como sugerencia, “ya que montamos, y que muchos participantes vienen de lejos, sería mejor que se mantuviera por lo menos un día completo”, ha apuntado.
José Manuel, llegado desde Graus, también estaba satisfecho. “He traído coleccionismo, sobre todo. Me gusta mucho el tema del papel, revistas, tebeos, álbumes de cromos, también dedales, billetes, coches…”. Son piezas difíciles de encontrar. “Nos movemos por ferias, mercadillos, conseguimos piezas a través de personas que te ofrecen cosas que le sobran, nos cambiamos con otros compañeros…”, explica.
Según su experiencia, Cataluña no tiene rival en este tipo de ferias. “Me he movido por toda España y ahí están los mejores. Ha ido muy adelantada porque a principios del siglo pasado era una zona muy industrial, con más poder adquisitivo y las casas estaban llenas de cosas, de las que después se van deshaciendo y ahí las vamos a comprar”, ha explicado.
En el mercadillo de Tierz va ganando posiciones dentro de este sector, y este domingo ha conseguido que participantes y público se fueran encantados con la cita.