El oso ha vuelto a atacar a un rebaño en la zona de Ansó, en el estrecho de Allará. Los guardas forestales han hallado una oveja muerta y los ganaderos otra, y además no encuentran al mastín que tienen cuidando el rebaño.
Este ataque se produjo en la noche del sábado al domingo pasado y se une al que sufrieron hace 21 días, con un balance de seis ovejas y una cabra muerta.
Domingo Laplaza Iguacel tiene junto a su hermano José Ángel y a su primo José Domingo Climente un rebaño de ovejas y cabras entre el monte de Alano y Reclusa. El domingo avisaron a los guardas que están en la zona porque vieron, mediante el GPS, que las ovejas se habían movido mucho por la noche. “Nos temíamos que algo había pasado. Los guardas subieron por la mañana y encontraron una, y cuando acudimos nosotros hallamos otra un poco más arriba”, explica Domingo Laplaza.
A ello suman dos ovejas con patas rotas, seguramente por salir huyendo en esta zona con mucha piedra, y desde ese día no encuentran al mastín que cuida del rebaño. ”Es una perra de 5 años que toda la vida ha estado en el monte con el ganado y nunca había desaparecido hasta ahora”, comenta. “Ojalá se haya ido y regrese, no creo que la matara”, espera Laplaza.
Los agentes han certificado a los ganaderos que se trata de un ataque de oso. “Nos han dicho que está claro, que se ve el rastro de la zarpa en la piel de la oveja”, indica.
Desde el pasado ataque estos ganaderos no están tranquilos teniendo a los animales en la zona y han subido varios días a dormir. Comenta Domingo Laplaza que “el ganado está muy nervioso y donde se produjo el anterior ataque ya no han querido volver. No hacemos más que recoger el ganado, cada 2 o 3 días está todo desperdigado”.
El rebaño estaba formado por 2.100 ovejas y 100 cabras, pero su socio José Ángel Campo ya se ha ido. “Le faltan ovejas y ya ha decidido llevarlas al establo. Nosotros -explica Laplaza- tenemos que aguantar sí o sí, hemos pagado un dineral por alquilar el monte y no podemos hacer otra cosa que estar aquí”.
Este ganadero explica que lo que les toca ahora es “hacer papeles. Solo para las que encontremos, las que hayan desaparecido, nada. Y, además, no sabemos si nos las van a pagar”.
Porque su reclamación es que “por lo menos paguen. Tenemos que asumir que vamos a convivir con el oso, pero que lo reconozcan y nos paguen, y en un plazo para la reposición de 15 o 20 días”, agrega.
Lamenta que “se dan por el oso subvenciones a todos los ganaderos y ya no dicen nada, y a los que realmente sufrimos los ataques directos del oso no se nos oye”.