Decenas de personas han vuelto a abrazar este domingo 29 de junio uno de sus edificios más emblemáticos: el antiguo Seminario Conciliar de Santa Cruz. La Plataforma para la Defensa del Patrimonio ha convocado el acto, en la plaza de la Universidad de Huesca, con el mismo propósito firme que lleva años sosteniéndose: reclamar la rehabilitación integral de un conjunto histórico.
La mañana ha comenzado con un pasacalles que, a las 10:15, ha partido de los Porches de Galicia. La percusión vibrante de Baruca Drums ha guiado con ritmo festivo a los asistentes hasta la plaza, donde el edificio, imponente y silencioso, ha recibido una nueva muestra de afecto colectivo.
No era una protesta cualquiera: era el cuarto abrazo, porque en 2024 el gesto quedó en pausa, confiando en los compromisos del gobierno municipal, que había prometido el inicio de las obras. Pero, la voz de Montse Consejo, portavoz de la Plataforma, ha proclamado que nada se ha hecho.
Consejo, que ha abierto el evento, ha recordado que, aunque recientemente la Comisión Provincial de Patrimonio ha reconocido como Monumento de Interés Local los patios históricos del conjunto, lo esencial sigue pendiente. El reconocimiento administrativo es un paso, sí, pero se ha dejado claro que, mientras no se vean andamios ni operarios, y el silencio de las obras persista, la Plataforma seguirá ahí. Porque, afirman, el patrimonio no se conserva con declaraciones, sino con acciones.

El manifiesto leído por Montse Consejo ha expuesto con contundencia las razones del acto: la defensa del Patrimonio Cultural de Huesca exige algo más que protección simbólica. Requiere rehabilitación real, mejora efectiva y un uso social que dignifique el legado histórico de la ciudad. Se ha subrayado que el conjunto del Seminario, enclavado en el corazón más alto de una ciudad bimilenaria, sigue en estado de abandono. Y eso, han advertido, no es nuevo.
La Plataforma ha recordado que desde 2018 lleva impulsando la protección y rehabilitación del Seminario, sin que hasta ahora se haya producido avance alguno. El manifiesto ha denunciado que, tras dos años de nueva corporación municipal, el edificio sigue igual: desidia absoluta, goteras, agujeros en las cubiertas, ventanas abiertas por donde se cuelan los elementos más dañinos, sin presupuesto asignado, sin debate público ni voluntad de transformación urbanística. Las pequeñas actuaciones han sido insignificantes. Se limpiaron hierbas de los patios, pero han vuelto a crecer con la misma fuerza.
En una ciudad que presume de ser cultural, turística e histórica, y en un barrio declarado Conjunto Histórico-Artístico, esta situación ha sido calificada de inadmisible. El Seminario, con sus tres patios únicos, no ha recibido la protección que merece. Durante años, incluso se ha planteado eliminar dos de ellos, precisamente los históricos.
El manifiesto ha lamentado también la falta de compromiso de todas las administraciones implicadas: Ayuntamiento, Diputación y Universidad, a las que ha acusado de pereza, ineficacia e incapacidad manifiesta.
Por eso se ha abrazado de nuevo el Seminario. Porque, en palabras del manifiesto, “queremos ser positivos”. Porque se desea la rehabilitación integral del conjunto para usos de interés general. Porque Huesca ya ha perdido demasiado patrimonio y no puede perder más. Es una cuestión de responsabilidad histórica. El Seminario no puede seguir en el abandono. La Plataforma ha emplazado especialmente al Ayuntamiento a declarar todo el recinto como Monumento de Interés Local y, sobre todo, a actuar de una vez con hechos concretos.
"NO REBLÉIS"
El cuarto abrazo al Seminario ha contado con la intervención de Marta Borraz, oscense de nacimiento y alquezrana, abogada y mediadora afincada en Barcelona desde hace más de dos décadas, que se ha presentado hoy también como escritora de su primera novela, Años de vida, un homenaje a sus antepasados y a la memoria de una tierra que sigue muy presente en su mirada.
Desde el atril ha comenzado con palabras de agradecimiento a la Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca, expresando la emoción que sintió al recibir la propuesta de sumarse a esta causa, que ha declarado también suya. Ha recordado el apoyo que recibió en su día de algunos miembros del colectivo: Víctor Pardo, que le ayudó a recuperar la memoria de su familia y se implicó en todo el proceso de creación literaria, y Belén Boloqui, de Apudepa, quien acudió con generosidad a defender un pueblo medieval amenazado por la turistificación, ofreciendo una clase magistral sobre la necesidad de proteger nuestros paisajes.

“¿Cómo no iba a venir hoy a devolveros ese abrazo que me disteis cuando más lo necesitaba?”, se ha preguntado.
Consciente de que los presentes conocen mucho mejor que ella el valor arquitectónico y cultural del Seminario, como ella misma ha indicado, Borraz ha preferido hablar desde la perspectiva personal y emocional, reconociendo la pluralidad de intereses y pasiones que mueven a quienes integran la Plataforma: vecinos del casco histórico, restauradores, historiadores, arquitectos y defensores del patrimonio aragonés.
Ha recordado algunas voces significativas del movimiento: la restauradora Rosa Abadía, quien calificó como una “mutilación” el intento de derribo de uno de los patios del Seminario; la historiadora María José Calvo, que le habló con pasión de Valentín Carderera, ilustre oscense formado en este edificio, pintor de cámara de Isabel II, coleccionista, arqueólogo, artista y escritor.

También ha evocado la figura del obispo Pedro del Frago, fundador del Seminario, al que se conocía como “el doctor porfiado”, impulsor de los primeros estatutos de la institución, luchador contra la usura y gran erudito cuya biblioteca fue una de las más importantes del siglo XVI.
“Imaginad la cantidad de historias que han sucedido entre estos muros”, ha propuesto al público, refiriéndose también a los recuerdos del escritor Carlos Castán, exinterno del Seminario, que hablaba del “frío” que padeció en sus años escolares, tanto en sentido literal como figurado. Castán, decía Borraz, cree que es posible resignificar los edificios.
La escritora ha invitado a imaginar un futuro distinto para el recinto, con aulas universitarias, bibliotecas activas y jóvenes admirando la galería acristalada en lugar de distraerse con sus móviles. Ha soñado con una sala dedicada a Carderera en el actual museo y con una biblioteca que honre el legado intelectual del obispo Del Frago.
“Todos tenemos el deber de proteger y conservar este bien cultural que nos han legado”, ha señalado, y ha insistido en que los ciudadanos tienen no solo ese deber, sino también el derecho a participar en la definición de sus usos futuros.
Ha reclamado mayor responsabilidad institucional y ha advertido de que la conservación del patrimonio y la promoción cultural no siempre figuran en las prioridades de quienes gestionan los recursos públicos. Por eso ha interpelado directamente al Ayuntamiento de Huesca, recordándole que cuenta con el asesoramiento de técnicos y expertos que podrían guiar la rehabilitación del edificio.
“Ellos son una maquinaria pesada y lenta; vosotros, el motor que la empuja en la dirección correcta”, ha subrayado.
Desde su experiencia como mediadora, Borraz ha defendido el valor de las mesas de trabajo entre políticos y colectivos ciudadanos, donde se contrastan opiniones técnicas y se construyen soluciones compartidas. Ha expresado su frustración ante el laberinto burocrático que avanza más lento que el deterioro físico del Seminario y ha manifestado su deseo de “congelar el paso del tiempo para los muros” mientras se acelera la acción administrativa.
Con firmeza, ha exigido al Ayuntamiento de Huesca que cumpla la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, completando el expediente de protección del Seminario con la catalogación de los dos patios como Monumento de Interés Local. También ha instado a que se dejen de judicializar los conflictos y que se invierta directamente en la rehabilitación del conjunto.
Ha recordado que el edificio fue adquirido hace 25 años con fines universitarios y ha apelado a la responsabilidad de los actuales miembros de la corporación municipal en la definición de los usos público-privados del inmueble.
A quienes luchan desde hace años, les ha enviado un mensaje de ánimo: “No rebléis”. Ha reconocido los logros alcanzados desde 2018 y ha resaltado el valor simbólico del gesto colectivo de rodear el Seminario: una red de protección humana, como esas mallas verdes que impiden la caída de cascotes, tejida con esfuerzo, constancia y dignidad.
Para cerrar su intervención, Borraz ha compartido una reflexión íntima: los recuerdos se fijan en los lugares. Ha hablado del patrimonio conservado en Alquézar, del claustro apuntalado del monasterio de Casbas, y del recuerdo de su abuelo mientras jugaba en la estatua del rey del Parque Miguel Servet. También ha revivido su fascinación de infancia por el edificio del Casino Oscense, y cómo ha podido describirlo con precisión gracias a que aún se conserva.
Ha narrado una visita reciente de un amigo escritor a Huesca, al que acompañaron en un paseo por el parque, la escultura de Orwell, las pajaritas de Acín, la Plaza del Mercado, el claustro de San Pedro el Viejo, la portada de la Catedral, el Museo Provincial y las murallas romanas. “Esos momentos vividos serán refugio de mi memoria”, ha dicho, con emoción.
Y ha concluido: “También atesoraré el recuerdo de este abrazo que damos hoy al Seminario, con la ilusión de que algún día paseemos juntos por sus estancias, cuando todo el conjunto arquitectónico e histórico recupere el esplendor que se merece. Cuando se aplique la ley y el sentido común".

TRITÓN JIMÉNEZ
El cantautor Tritón Jiménez también ha estado presente. Vecino del Casco y artista comprometido, ha interpretado varias piezas de su repertorio para animar esta jornada de reivindicación, aunque también festiva, como el espíritu que impulsa la causa. Él mismo ha facilitado toda la infraestructura técnica necesaria, en contraste con el Ayuntamiento, que ha negado cualquier tipo de apoyo logístico, según se ha dicho.
En el capítulo de agradecimientos, precisamente, Montse Consejo se ha referido a Esther Escartín y Carlos Montero, por dejar enchufar en su casa los equipos de sonido. Igualmente, se ha destacado de la presencia de CHA en el acto y a todos los intervinientes, ya se ha leído un mensaje de adhesión de Susana Villacampa, directora del Instituto de Estudios Altoaragoneses y del Museo Diocesano.