El disfrute, la pasión por la música y que los alumnos se encuentren como en casa. Es el objetivo de Nati Ballarín y Ernest So, organizadores del World Music Connecti-on Festival, que en la cuarta edición han logrado crear una atmósfera de familia desde su llegada a Sariñena hasta este domingo en que recorren los atractivos turísticos de Zaragoza después de haber disfrutado del Cine el Molino, las fiestas de San Juan de Flumen, la clase magistral sobre Beethoven de Salvador Mestre y la preciosa velada de ayer con la portada de la Iglesia de Santo Domingo y San Salvador de Villanueva de Sijena como escenario mágico, con el cielo estrellado como techo. Les recibió, como buen anfitrión, el alcalde, José Jaime Castellón, encantado de acoger iniciativas tan edificantes culturalmente.
A Miguel Servet, en lo más profundo o lo más elevado de su Casa Natal, debió encantarle esta velada nocturna en la que confluyeron músicas de siempre, ortodoxas, y otras transgresoras. Quizás la mejor definición del sabio sijenense. Hubo que sumar sillas a las previstas, porque la afluencia fue muy importante.
Allí, con las letras creadas por Julio Luzán, todos disfrutaron desde el minuto uno con la irrupción de la pequeña Mia Liu con dos interpretaciones melodiosas, "El mar está enfadado" de Alayna y la Danza del Viento de Timothy Brown, con un dominio sorprendente para su tierna edad. El menudo Alan Xue también demostró excelente pericia tanto en el French Movie Waltz de Catherine Rollin como a cuatro manos con la alegre Danza Havana. Muy bonitos sonaron en las manos de Heyue Meng "Una carta" de Yukie Nishimura y el Valse Dramático de Melody Bober.
Wantong Jin convirtió en belleza la solemnidad en la interpretación de Love Theme de Rollin, y cambió absolutamente de registro en la alegre Tap Extravaganza a cuatro manos. Amy Sun, con su diadema principesca, se atrevió con la Mazurca Op. 7 nº 1 de Chopin a la que hizo volar, y posteriormente con Danny Boy con arreglos de Nikki Iles.
El recital adquiría complejidad creciente. Sophia Hou se lanzaba con Beethoven y su Sonata Patética, una maravilla a la que se entregaba con pasión y una fuerza descomunal. Era el turno de Dido Lan y su andante In the Mists de Leos Janacek con la exigencia propia del compositor checo. Jinquin Lin, soberbia, recitaba musicalmente con una gran variedad de registros el Poema Op. 66 del ruso Alexander Goedicke en once minutos intensos de gran valor.
Se acercaba el final y sonaba con Peggy Hui la inspiración de La Fuente de Chopin en la composición del francés Deodat de Severac, sutil y alegre. Jianmeng Wu nos deslizó a todos por la Nube de Plata de la Luna (Moon in Silver Cloud), una forma de elevación exquisita.
Y llegó el final, Jack Tan y "La Campanella" de Liszt. Escalofriantes las condiciones del chino con una pieza tan exigente. De sus dos manos, parecía que brotaban cientos para convertir las teclas en un juego vertiginoso e infinito de melodías y de pasión, todas en una, una en todas, sin solución de continuidad las notas para conjugarse en un conjunto armónico fabuloso. Fue un broche magnífico y larguísimamente ovacionado. Una maravilla que agradecieron los presentes (y quién sabe si hasta los espíritus de Servet y compañía).
En realidad, este compendio no constituye sino un homenaje a los maestros Ballarín y So, eclécticos, audaces, amantes del clasicismo y de la transgresión, de las corrientes de siempre y de vanguardia, de las grandes firmas de autores y de quienes se abren camino en este complejo universo musical.
Y, con este regusto, un hasta siempre y un hasta pronto. Una cuarta edición del World Music Connecti-on Festival que cuenta con la colaboración de Avanza Bus (transporte oficial del Festival), Tecmolde, Papelería Rosendo (fotógrafo oficial del Festival), Estanco Sara López, Taxi Usé Sales, Hostal Restaurante Boira, Jessie Tapias (encargada del Cine Teatro Molino), Desde Monegros (Community Manager), El Diario de Huesca, así como a las Cortes de Aragón, y a los Ayuntamientos de Sariñena y Villanueva de Sijena.