La actriz, guionista y cantante Marisol Aznar se ha erigido este domingo como la protagonista indiscutible de la 25ª Muestra de Cine Realizado por Mujeres, al recibir el premio Pan y Rosas en una gala cargada de humor, conducida por la versátil Patri Coronas, actriz, payasa y bufona.
En su discurso de agradecimiento, Aznar ha dedicado el galardón a su pareja y sus hijas, a su amiga y compañera Laura Gómez-Lacueva —a quien ha recordado con gran emoción— y a todas las mujeres que luchan por abrirse camino en un mundo todavía marcado por las desigualdades y los micromachismos.
La jornada, correspondiente al segundo día de la cita, ha comenzado con un encuentro al aire libre con Aznar en los jardines del Palacio Duquesa Villahermosa de la Fundación Ibercaja, donde la artista ha compartido reflexiones sobre su trayectoria y sus próximos proyectos.
La entrega ha corrido a cargo de Carlos Sampériz, diputado de Cultura, mientras que entre el público se encontraba la directora de la Muestra, Chus Fenero. Sampériz ha subrayado la importancia de festivales como la Muestra y de premios como Pan y Rosas para ir rompiendo silencios, miradas perdidas y desigualdades, y ha defendido la necesidad de que hombres y mujeres construyan juntos espacios más amplios, libres e igualitarios.
Por ello, ha agradecido la labor de Marisol Aznar, Chus Fenero y de la Asociación Pan y Rosas, y ha puesto en valor la obra de Pilar África García, autora del trofeo renovado este año, una pieza en cerámica y madera que reprsenta una rosa y que, para Carlos Sampériz es un galardón “plástico, fluido y cambiante” que simboliza un futuro esperanzador.
Tras recoger el premio, Marisol Aznar ha comenzado su discurso subrayando la relevancia de un reconocimiento que pone en valor la labor de las mujeres en el cine y en el ámbito artístico en general. Ha destacado los desafíos a los que se ha tenido que enfrentar, “casi sin pretenderlo”, como dedicarse al arte —“que no es fácil”— y permanecer en su tierra, Aragón, “pelear porque pueda ser así, para que no tengas que hacer un exilio involuntario”.
Y a ello, ha añadido, se le suma el hecho de “ser mujer mayor de 50 años y, además, cómica”. Todo ello ha conformado, en sus propias palabras, “un conjunto de cosas para pelearnos mucho".
La intérprete ha reconocido que su camino no ha sido sencillo, pues no ha hallado demasiados espacios para las mujeres dedicadas a la comedia, aunque ha celebrado que “ahora comienza a haber más
El momento más emotivo de la gala ha sido el de las dedicatorias. La primera ha sido para David —su pareja— y a sus hijas, “las personas más importantes de este mundo” para ella y el motor que le impulsa a vivir “con muchísima alegría, muchísimo apoyo y muchísimo arte también”.
“David me acompaña, me admira, le admiro, formamos un tándem maravilloso como artistas y como personas, y a nuestras hijas, algo les ha debido de llegar porque están ahí también: cantando, actuando, que les encanta”, ha afirmado.
En segundo lugar, y visiblemente conmovida, la actriz ha recordado a Laura Gómez-Lacueva: “Sin ella yo no sería quien soy en el mundo del teatro y de la televisión. Desafortunadamente ya no está, pero está conmigo cada día de mi vida”, ha asegurado.
Finalmente, su tercera dedicatoria ha sido “para todas las mujeres artistas que luchan cada día por hacer cine, por hacer teatro, por hacer danza, por romper un montón de lanzas y por a veces transitar por un mundo que no es fácil, y que está lleno de machismo, de micromachismos que son pequeños, pero joden”.
Aznar ha reflexionado sobre “este mundo que está muy loco”, y ha calificado de “muy tristes las cosas que están ocurriendo”, algunas de las cuales “asustan”. Ha deseado un futuro más esperanzador para sus hijas, “inundado por lo femenino en el mejor sentido de la palabra”, y ha considerado imprescindible crear entornos laborales donde no haya que estar “todo el día batallando”.
En este punto, ha recordado que este sábado asistió en el Palacio de Congresos de Huesca a un encuentro sobre educación infantil que le ha suscitado dos reflexiones. La primera, ha explicado, es que se encontró con un auditorio lleno de maestras y apenas algunos hombres: “La educación infantil, el tema de los cuidados, es el de las mujeres, ¿no? Y había muy poquitos hombres y me parece que ahí esto los hombres deberían luchar por ello, porque el amor y los cuidados no son exclusivos de las mujeres, pueden ser de los hombres y no tienen que perdérselos. Y hay muchos hombres maravillosos que no se los pierden, ¿eh? Pero hay mucha educación al respecto que parece como que evita que eso ocurra".
La segunda reflexión surgió tras escuchar al escritor y guionista Albert Espinosa, a quien ha definido como “un superviviente del cáncer que le ha atenazado y machacado durante toda su vida” y cuyo testimonio le conmovió. Espinosa relató que, siendo niño, cuando sus profesores supieron de su enfermedad empezaron a examinarle aparte, mientras él estaba en el hospital. “Era muy mal estudiante, empezó a sacar muy buenas notas, y él pensó: ‘Joer, el cáncer me ha hecho súper inteligente’. Y a mí me pareció increíble —ha relatado Aznar—, porque como era pequeño no le daba para pensar que le estaban favoreciendo, y eso hizo que se lo creyera. Y después estudió una ingeniería. ‘Me lo creí tanto que saqué una ingeniería’”.
Aznar ha reflexionado a partir de esta anécdota sobre el poder de la confianza: “A veces, creer en algo hace que eso se convierta en realidad”. Y lo ha trasladado al terreno que ocupaba la gala: la necesidad de “crear espacios en los que las mujeres se lo crean, crean que realmente son lugares para ellos y para ellas de la misma manera".
Ha recordado también que, en otros eventos vinculados a la ciencia en los que ha participado con su compañía, ha comprobado la hostilidad que persiste en algunos ámbitos.
Concluyendo su intervención, ha insistido en el alcance colectivo de la distinción recibida: “Así que este premio, sobre todo, se lo quiere dedicar a todas las mujeres del mundo para que tengamos las mismas oportunidades, para que creemos belleza y para que hagamos de este mundo, que no está muy bien, un mundo muchísimo mejor”.
Tras la ceremonia en el Teatro Olimpia, y gracias a la colaboración de Aragón Televisión, se ha proyectado la película iraní Mi postre favorito, un drama profundamente humano que se permite guiños cómicos y cuya narración apuesta por protagonistas de edad avanzada. La cinta, que ha obtenido el premio FIPRESCI en la última Berlinale, ha estado marcada por la controversia: en abril, sus directores, Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha, han sido condenados a 14 meses de prisión por “perturbar la opinión pública” al mostrar la imagen de una mujer sin velo.