Cuarenta años después de su primer compás, la Banda de Música de Huesca sigue latiendo al ritmo de su ciudad. En este miércoles de San Lorenzo 2025, la formación ha demostrado que su historia no es solo un relato musical, sino un romance ininterrumpido con el público, que les arropa como un manto verde y blanco, igual que el sol laurentino abraza cada mes de agosto.
Bajo la batuta de Alejandro Escuer, los músicos han vuelto a convertir el aire en partitura, tejiendo un concierto que fue tanto celebración como agradecimiento, homenaje a la tradición y guiño a las nuevas generaciones.
La Banda se ha reencontrado con su público en plenas fiestas, sintiendo desde el primer momento el calor de la gente… y no solo el del sol. Son cuarenta años de música y emociones, y esta cita -junto con la del día 10- es una de las más especiales para la formación.
Pasadas las 12:00, los primeros compases del pasodoble La Alhambra han transportado a los asistentes a los jardines del Generalife, entre azahares y jazmines. Iñaki Usúa, encargado de presentar casi cada pieza del repertorio, ha guiado al público hacia el segundo número, el poema sinfónico Coliseum, de Hugo Chinesta, para después dar un salto sonoro a los años 80 con una selección de éxitos de Mecano.
Antes de continuar, Usúa ha invitado a levantarse a los jóvenes músicos que este año se estrenan en la Banda para recibir el aplauso de la plaza. “Van metiendo los codos y nos van apartando a los más mayores… lo que nos alegra mucho”, ha asegurado. Después, la plaza ha retrocedido a los años 70 con Grease y ha vibrado con ritmos latinos en el Retrato de Santana.
Ha sido entonces cuando Javier Ruiz Laguna “Pichín” ha tomado la palabra, mientras Escuer y Alfredo Callén descendían del escenario junto a la presidenta de la Banda, Montse Ipas. Allí aguardaba un homenaje muy especial: Carmen y José Antonio Alonso, declarados “la verdadera música”, recibían un diploma como Fans de honor. “Ha sido muy inesperado y muy emocionante. Somos seguidores desde siempre… la música nos gusta muchísimo, ¿y a quién no le gusta la música? A mí me traspasa”, confesaba Carmen con cierta timidez.
Con la emoción todavía en la plaza, Usúa ha recordado que la Banda cumple 40 años “con muchas ilusiones, vicisitudes, algún problema y momento malo, pero siempre adelante”. Ha anunciado entonces Estampas laurentinas, del maestro José Luis Sampériz, fundador de la Banda, “un poema a las fiestas de Huesca” que culmina con "una oración sencilla y elegante al patrón".
Antes de finalizar, Escuer ha presentado Osca, el himno de la ciudad del maestro Daniel Montorio, agradeciendo “todo el cariño" que demuestra a la formación musical. "Con vuestros aplausos siempre tiramos para adelante”, ha remarcado.
Al término del concierto, el director Alejandro Escuer se ha mostrado “muy contento” y ha reconocido el apoyo constante del público, que —según ha subrayado— siempre ha estado junto a la Banda, sin importar si llovía, tronaba o hacía el tiempo que hiciera. También ha destacado a los homenajeados como “un ejemplo de seguidores incansables”.
Escuer, que ha formado parte de la agrupación desde aproximadamente 2004, ha expresado su deseo de que, tras cuarenta años de trayectoria, la Banda continúe muchos más, y ha valorado que las nuevas generaciones han aportado un mayor nivel y entusiasmo, impulsando el crecimiento del grupo y motivando a los veteranos. Ha concluido afirmando que lo más gratificante ha sido comprobar que el público se marcha eliz.
A juzgar por la respuesta del público, la Banda de Música de Huesca aún tiene muchas partituras por escribir.