Canal Roya y los intereses cruzados

04 de Mayo de 2023
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Pancarta contra el proyecto de Canal Roya que se colocó en el muro de contención del Canfranero.
Pancarta contra el proyecto de Canal Roya que se colocó en el muro de contención del Canfranero.

Asegura el vetusto medio escrito de la Corte que Canal Roya es "un proyecto estratégico que no se ha sabido comunicar bien a la opinión pública". Habida cuenta que el grupo del que es la punta de lanza histórica tiene intereses públicos en los negocios que hubiera beneficiado la unión de estaciones, habremos de convenir que la ineptitud comunicativa debiera haber sido objeto, como mínimo, de un mea culpa. Pero lo cierto es que se dedica a soltar mamporros editoriales a diestra y siniestra (entendida la una como la orilla confluyente con el Ebro y la otra con el Isuela), fundamentalmente a la DGA a la que tacha de falta de visión de futuro para defender la construcción de un telecabina que ya disponía de 26,4 millones de euros de fondos europeos. Repito textualmente esta última expresión. Seguramente, influya en la mayor inclinación de la balanza de las culpas la prolijidad con la que la corporación provincial trata a los medios grupales, la última muestra los 149.000 euros con los que ha reconvertido la cabecera altoaragonesa de un periódico privado a una mayoría pública. 

Siendo estrictos, la caída de esta iniciativa ha sido la derrota de la confianza extralimitada en las fuerzas propias. Insisto, en las fuerzas. No en los argumentos. Hay un punto de soberbia, de desmesura, de desprecio a la humildad. Y uno de los problemas estriba en que en el imaginario popular se ha quedado la convicción razonable de que han sido reiteradas las ocasiones en las últimas décadas en las que las oligarquías económicas, aliadas con las políticas, han desviado hacia su propio pecunio proyectos estratégicos, incluso que han derribado gobiernos en distintos ámbitos (como gusta presumir al cacicato).

Este proyecto ha sido de negros o de blancos, nunca de grises. Sin diálogo. Sin participación ni representación. No ha habido escucha. Es cierto que las resoluciones de apoyo a la unión de estaciones se han aprobado reiterada, recurrente y acríticamente en las Cortes de Aragón. Pero esto es como en el fútbol o en los toros, dar pases sin sentido no sirve de nada si cuando llega la suerte suprema te ves superado por el toro que es oposición. Y ha sido un miura, un vitorino, una furia que no esperaban.

No, la retirada de hoy con nuevo brindis al sol del presidente de la Diputación (que se distribuyan entre todas las comarcas los 26,4 millones) está rodeada de toneladas de frivolidad y de irresponsabilidad. Lo escribía hace poco: el proyecto de la telecabina de Canal Roya se ha quedado huérfano, nadie asume su paternidad, ni recuerda las rimbombantes proclamas en el sentido de que era el proyecto estrella, la gran bandera de la legislatura. En este mandato que ahora termina, las dos instituciones soltaron 7 millones de euros (con distintas condiciones e intensidad) a Astún y Candanchú, dos empresas privadas, y a ambas manos iban a ir a parar en el futuro parte de los beneficios de la telecabina. Y es probable que el pueblo haya olido esta concentración de recursos cuyos efectos van destinados a las mismas personas. Y por eso también es posible que la alcaldada de hace dos años ante la amenaza de los cierres esta vez haya sido recibida con una resistencia ciudadana nunca conocida en Aragón. Pero hoy, 4 de mayo, un día después de la malherida libertad de prensa en nuestra comunidad, Miguel Gracia se ha bajado del carro porque en el estado actual de la tramitación no se puede hacer. Él, que maneja una institución que es una maquinaria formidable en lo administractivo. Y Lambán, aliviado, acepta el envite.

La conclusión, irrebatible, es que se firmó un convenio con todo boato sin tener certezas de que era posible la tramitación. No es de buenos administradores, no, máxime cuando el montante económico que sale de los bolsillos de todos (también nosotros somos europeos, ¿lo recuerdan?) es tan elevado. El presupuesto no puede ser pólvora del rey.

Transcurridos meses de tiempo perdido, constituye una cuestión de fe creer que la reasignación de proyectos será posible en un plazo factible. Especialmente con la nulidad en la gestión exhibida. Pero también es cierto que, caídos de los lomos del caballo como Pablo de Tarso, quizás quieran una nueva conversión con la que elevarse como nuevos sacerdotes de la amnesia colectiva. Quizás no lo tengan tan fácil. O quizás sí. Pero la lectura de la historia expondrá en su escaparate un fiasco de dimensiones mayúsculas, en un tiempo en el que los predicadores del maltrecho templo mediático denunciaron un día, con dignidad merecedora de mejor causa, que ir contra sus intereses es "cortoplacismo político". Cierto es que las suyas son convicciones de largo alcance, casi tanto como los tentáculos de sus intereses. Esos que se cruzan en el "monopoly" aragonés desde hace muchas décadas.

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