Ya expresé mi opinión contraria a la supresión de Periferias, fundamentalmente por la marca consolidada en los círculos especializados más que por la necesidad de perpetuarla en un poco discutible languidecimiento, por lo que un cambio podría haber sido preciso. Pero, en ese movimiento pendular al que acostumbramos en este país, ahora viene a resultar que era tan irrenunciable que hay que salvar el festival. Si los que firman en change.org o los que despotrican contra la decisión -no hace falta que insista en mis argumentos opuestos- hubieran comprado una entrada en la última edición, con certeza hubiera sido tan indiscutible que se habría hecho imprescindible. Pero no es así.
Una de las sorpresas ahora viene por el ofrecimiento de los alcaldes de Almudévar y Ayerbe de albergar el festival. Chocante salvo que haya habido grandes manifestaciones de almudevarenses y ayerbenses para auxiliar al moribundo, algo que me temo no ha sucedido. No es Periferias -no entro en si ha de serlo- objeto de deseo multitudinario. Tengo en muy buena consideración a ambos primeros ediles, pero también considero que hay que reflexionar un poquito antes de entregarse con armas y bagajes al toque a rebato de las consignas partidarias. Ni pueden ni merecen ser utilizados como arietes de políticas ajenas.
En su autonomía municipal, ambos munícipes tienen todo el derecho del mundo a organizar su propia actividad cultural -que, por cierto, es prolija en los dos pueblos-, pero precisamente por el mismo concepto no parece oportuna la cierta injerencia en cuestiones del municipio de Huesca. Seguro que tienen en su casa festivales y certámenes que consolidar (pensemos en La Gatera Reggaeton Fest, por ejemplo), y me consta que también la suficiente personalidad como, de estimar que un evento como Periferias es imperativo, buscar su propia marca e impulsar cualquiera de las personalidades que el festival oscense ha tenido a lo largo de su ejecutoria (que no ha sido unívoco).
Quizás, en este momento, más allá de la legítima oposición que puede hacer el Partido Socialista o se puede expresar desde otros ámbitos, estaría bien pensar en las propuestas para ese festival sustitutivo y que ha sido anunciado con el pretendido aliciente de la participación ciudadana. Pero en autonomía partidaria tampoco seré yo el que entre. La vida es una elección.
P.D.: Lo mismo opinaría si al Ayuntamiento de Huesca le da por importar un encuentro de hilanderas de Almudévar, la Muestra de Teatro Pedro Saputo o una feria de alternativas rurales idéntica a la espléndida de Ayerbe. Periferias ha sido de Huesca y en Huesca morirá. He dicho.