El Brindis Navideño de Alzheimer Huesca ha sido multitudinario y entrañable. Es una conjunción compleja, pero posible cuando se juntan gentes de buena voluntad. Estaba prevista una Santa Misa pero, en el Centro Recuerdos, hay mucho espacio para la oración pero poca dotación para una liturgia "como Dios manda". Así que el sacerdote salesiano Pedro ha regalado a los asistentes una preciosa reflexión sobre el valor de la vida y de la entrega cuyo máximo desprendimiento se produce cuando, al final de una vida fructífera, los recuerdos se van desgajando por una enfermedad que, sin embargo, no puede borrar la hoja de servicios de cada uno de nosotros.
Habida cuenta que la homilía no ha sido formalmente tal, la Coral Diego Pontac aprovechaba sus ganas de cantar y de hacer cantar para redoblar la ración de villancicos. Reconforta esta expresión musical popular, máxime cuando los intérpretes son tan buenos, tan buenos, como los dirigidos por Mariángel Leo. Los de siempre y alguno más moderno, pero todos conocidos y cantados por un "salón de estar" en el que el calor humano acompañaba la mágica atmósfera de la Navidad.
Todo estaba impregnado de buenos sentimientos (los enumera la presidenta de Alzheimer Huesca, Conchita Bailac), abrazos -¡por fin!-, deseos y aplausos, muchos aplausos. Un punto de magia con la chispa de buenos vinos y cavas para acompañar el aperitivo colosal del sello Miguel Escuer, acompañado de buenos empanadicos. Enfermos de alzhéimer, familiares, voluntarios, trabajadores, socios con una sonrisa de oreja a oreja. Departiendo, porque las palabras, cuando son bien dichas, no son mecidas por el viento sino que se adosan a la mejor intención del ser humano.
El júbilo navideño es, en sí mismo, creativo. Los miembros de la Coral Diego Pontac no necesitan ser empujados para arrancarse a su pasión. Por eso espontáneamente, entre sorbo y sorbo, surge el tono de "Libiamo" de La Traviata, y Mariángel Leo surge con su voz maravillosa mientras el dedo grabador ya está presto para inmortalizar ese precioso instante. Y, sin embargo, los virtuosos quieren la virtud, así que queda borrada la grabación y, ahora sí, todos formados, entonan el "Hacia Belén va una burra", que suena celestial.
Y más abrazos, y hasta siempre, porque la amistad hay que renovarla permanentemente. Y ese calendario de Alzheimer Huesca que acuña como la tómbola de los sueños la campaña de Comercio Amigo para los socios de la entidad. Que dispone para todos las mejores tecnologías en terapias cognitivas dentro del Centro Terapéutico Recuerdos. Que ofrece sus programas de intervención familiar para informar, orientar y acompañar en el proceso evolutivo de la enfermedad. Que va sobre ruedas en transporte adaptado para superar la reducción de la movilidad. Que aplica su programa de prevención y promoción de la autonomía personal con terapia, fisioterapia y dinamización social para prevenir el deterioro en personas maores en el medio rural con el envejecimiento activo. Que se desplaza al domicilio para atender 365 días al año en aseo, acompañamiento, medicación, alimentación y movilización. Que 'matricula' en la Escuela de la Memoria con técnicas preventivas para fomentar un envejecimiento activo. Que ayuda a la rehabilitación en las casas. Que promueve el programa Cuida-T, Mueve-T, Quiere-T activando y formando a las familias cuidadoras. Que activa el motor para el ejercicio físico. Y que dinamiza el voluntariado, que es una de las grandes expresiones de nuestra integridad social.
