La gripe aviar, los tres cerditos y ¿otros “cuentos”?

No es que te estén robando la libertad, te están pidiendo que no la fastidies para todos.

patri sola
Gastrónoma y bromatóloga
10 de Diciembre de 2025
Guardar
Gripe aviar, una preocupación
Gripe aviar, una preocupación

¡Ay, criatura...! Si yo te contara lo que tengo que leer cada mañana al abrir las redes… Me tomo un café, me asomo a ese corral digital donde cacareas tú, Horse Antonio, y ya me entran unas ganas de envolverme la cabeza con papel albal por si me teletransporta algún rayo conspiranoico. Porque, vamos a ver, que una tiene paciencia, pero no elasticidad infinita. Y encima me pedís opinión… pues preparaos, que vengo con el pico afilado.

Estoy hasta los pelos —y algunos no son míos, que se me pegan los de las gallinas ajenas— de ese grupete de iluminados que tiene cuatro gallinas en el patio para desayunar cuatro huevos felices y se piensa que vive fuera de toda responsabilidad sanitaria. Que no quieren meterlas bajo techo. Que no, que si las encierran, el Gobierno les robará la libertad avícola, que es el primer paso hacia la dominación mundial. Qué pesada la matraca. Y qué mala la digestión cuando lo leo.

A ver, Horse Antonio, criatura del señor, si tuvieras dos dedos de frente (aunque fueran prestados), sabrías que la gripe aviar no la inventó ningún burócrata gris encerrado en un despacho. Se mueve con esos pajaricos libres que revolotean tan ricamente por ahí, picoteando lo que pillan. Van, comen de los comederos de “tus niñas”, beben de sus bebederos, les dicen “hola guapa ¿estudias o trabajas?” y les dejan, de regalo, un virus que viaja con más afición que un Erasmus. Tus gallinas, majico, pueden convertirse en una parada más de esa romería vírica. Hasta aquí bien, ¿no? ¿Me sigues, Horse Antonio, o te hago un croquis?

El problema, y aquí viene el meollo, es que esos pajaricos también pueden volar hasta una explotación avícola grande. Y ahí, cuando entra la gripe aviar, no es un catarro. Es una bomba. En cuanto salta un foco, empieza el vía crucis reglamentario: sacrificar toda la nave, y no son cuatro gallinas y un gallo farruco, no. Son miles. Y cada cuerpo cuesta dinero destruirlo. Y luego limpia, frota, desinfecta como si fueras a recibir a la reina de Inglaterra rediviva. Todo eso vuelve a costar dinero. Luego llena otra vez la nave de animales, que vuelve a costar dinero. Y espera a que crezcan, produzcan, hagan su vida, y mientras, ¿sabes qué pasa? Exacto. Que no produces ni un maldito huevo. Y eso, sí, también es dinero.

Pero claro, tú, desde tu terraza con tus cuatro gallinas, tus teorías de sobremesa y tu cervecica en la mano, te crees que sabes más que los veterinarios, los ganaderos y los protocolos sanitarios internacionales. Porque “el Gobierno nos engaña y… patatas”. Siempre hay unas patatas por medio, no sé muy bien por qué. Debe de ser cosa de la conspiración tuberculosa.

Y ya si hablamos de la peste porcina africana… ¡Madre mía, ahí ya me dejáis sin saliva! Que he llegado a escuchar que “vaya timo, por cuatro jabalises malos, la que han liado”. Cuatro jabalises, dice. Como si fueran tres gamusinos cojos. No, majete. Esos jabalises contaminados, si llegan a una explotación, montan una traca que ni en fiestas. El virus corre por las granjas como si regalaran longaniza. Y por mucho pediluvio, por mucha ducha, por mucho control, los virus ya hemos aprendido cómo se comportan: son unos artistas del escondite. Ya lo vimos en la pandemia, ¿no? Poca broma con esos bichos microscópicos, que tienen mala leche concentrada.

En el porcino pasa lo mismo: detecta un foco, sacrifica, destruye, desinfecta, vuelve a llenar, aguanta el parón, asume el coste, reza por no contagiar a nadie más. Un drama económico. Un desgaste emocional. Un pozo de dinero. Pero tú insiste en que son cuentos para asustar al personal. Si total, “solo son cuatro jabalises”.

Y ya que hablamos de dinero, vamos a recordarlo, que igual te viene bien, Horse Antonio, por si te has saltado las clases de economía regional. Aragón ya no vive del humo de la OPEL como antaño, aunque algún nostálgico aún cuente coches en sueños. Aragón ahora se mide en cerdos. Sí, así de poético. Cerdos. Y también pollos. Somos una potencia cárnica y vivimos de ello más de lo que a muchos les gusta reconocer. Que aparezca un brote de peste porcina africana en España no es solo el drama de la explotación afectada. Es cierre de fronteras comerciales, paralización de exportaciones, pérdidas indirectas que se derraman por toda la cadena: piensos, transportistas, mataderos, cámaras frigoríficas, logística. Un torbellino económico que te deja tieso hasta el flequillo.

Y cuando digo cerrar fronteras, no me refiero a levantar una valla de palés, sino a que países enteros dejan de comprarte carne. Imagina el impacto. Bueno, igual no te lo imaginas, así que déjame ponerlo clarico: el sector porcino aragonés perdería millones. Empresas podrían cerrar. Ganaderos quedarían tirados. Y tú seguirías dándole de comer a tus gallinas en exterior porque “no te fíes del Gobierno”.

Me dan ganas de llevarte de la mano a una explotación, pero igual te me mareas al ver la responsabilidad real que hay detrás del bienestar animal, la bioseguridad y la producción. Igual incluso te explota la burbuja.

Por cierto, te recuerdo que los protocolos sanitarios, los de verdad, no se inventan por que un político haya dormido mal. Son acuerdos internacionales, científicos, basados en evidencia, y diseñados para proteger no solo a los animales, sino a la economía, la seguridad alimentaria y, sí, también a ti, que te comes los huevos de tus gallinas tan ricamente sin pensar en todo lo que hay detrás del suministro alimentario de un país entero.

Así que, Horse Antonio, ¿ya te va entrando en la cabeza que no es un cuento? Que cuando te piden que encierres cuatro gallinas por unas semanas no es porque quieran controlarte la existencia, sino porque queremos evitar sacrificar miles de animales, cerrar exportaciones, hundir sectores y provocar un desastre sanitario.

Vamos, que no es que te estén robando la libertad. Te están pidiendo que no la fastidies para todos.

¿Te llega ya la señal o te envío un jamón por mensajería para que lo entiendas mejor?

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante