Los héroes del Pirineo en Ucrania, ya en casa: "Sin más novedad que la satisfacción del deber cumplido"

Atrás quedan ocho días de situaciones extremas y de nervios por las peripecias en la última noche que abandonaron Ucrania

26 de Noviembre de 2022
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La expedición de Pirineo Ucrania, en el aeropuerto de Zaragoza
La expedición de Pirineo Ucrania, en el aeropuerto de Zaragoza

"Sin más novedad que la satisfacción del deber cumplido". Dirán que es pasión por la Benemérita (que jamás negaré), pero esta frase sólo puede ser de un Guardia Civil. En concreto, en este caso, de Javier Martín, el cabo primero de Torla que ha articulado una maravillosa misión en la que ha enrolado fuerzas imparables: la Iglesia, Protección Civil, la medicina y la intérprete dispuesta a salvar todas las torres de Babel. Sólo puede ser de alguien que ha vivido -y sufrido- situaciones extremas en la lucha contra ETA en sus momentos y casos más terribles (Ortega Lara, Miguel Ángel Blanco). Sólo puede ser del líder de una expedición en la que, ante los estruendos de los bombardeos a unos kilómetros y la incertidumbre que provocan las sirenas de alarma, sabe guardar la calma aunque la procesión pueda ir por dentro.

"Sin más novedad que la satisfacción del deber cumplido" no es síntoma de hieratismo o de indiferencia, sino la serenidad en la celebración. Y, sobre todo, la contextualización porque la alegría del buen resultado de repartir 25.200 kilogramos de alimentos se ve contrarrestada por la contemplación del sufrimiento de una población, por esas imágenes de los niños con discapacidad intelectual en un orfanato donde hay pocos más recursos que el cariño, por esa convivencia con los mayores en la residencia de ancianos en la que el valor de la existencia se relativiza, por esa mirada mendicante de paz cuando distribuían los alimentos, por esa sonrisa agridulce de los pequeños en los colegios, por esa relativización del frío y la falta de luz porque los ucranianos los van a sufrir todo el invierno, por esa impotencia ante la justicia de la guerra.

Esta tarde noche, han llegado a Zaragoza, con caras de cansancio pero sanos y salvo y con el objetivo de traer a Nadiia y Vika, como preveían para conducirlas a Zuera, y con Slavsky que reposará en Barbastro. Un sacerdote, Antonio Naval, conocedor de la llegada, hasta me ha preguntado si hacía falta ir a por algunos de ellos. La corriente de solidaridad se multiplica.

Nosotros tenemos la obligación de recibirlos como los héroes que son. Pero, pasado este momento de euforia de quienes hemos vivido esta peripecia entre la vida y la muerte con ellos, llegará el tiempo de escucharles para adquirir consciencia y conciencia de la brutalidad de la guerra, de la crueldad de los gobernantes, del sinsentido de las armas de destrucción masiva, de la reflexión -el hombre como lobo para el hombre- sobre conceptos como la convivencia, el conflicto, la salud, la enfermedad, la desdicha y la felicidad. Quedan por delante las exposiciones del -también- fotógrafo y videógrafo Javier Martín. Los abrazos que congratulan por la generosidad sin límite de quienes abandonan su casa y su confort para arriesgarlo todo por ayudar a los demás. Todo lo que das, te lo das. Todo lo que no das, te lo quitas (Alexander Jodorowsky). Que reposen los espejos del bien para que nos podamos reflejar en ellos. 

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