El movimiento feminista de Huesca condena la supresión del minuto de silencio por violencia machista

La Asamblea 8M y el Colectivo de Mujeres denuncian el retroceso institucional tras la decisión del pleno municipal

DH
27 de Junio de 2025
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Concentración en Huesca contra la violencia machista. Foto Lola Alquézar
Concentración en Huesca contra la violencia machista. Foto Lola Alquézar

La Asamblea 8M y el Colectivo de Mujeres Feministas de Huesca han expresado su profunda indignación tras la aprobación, en el pleno municipal celebrado este jueves, de una resolución que elimina el minuto de silencio institucional por los asesinatos machistas. Según denuncian, esta decisión supone un grave retroceso en la lucha contra las violencias machistas, desmantelando un gesto simbólico que representaba un consenso social básico frente a la violencia de género.

Ambos colectivos afirman que los argumentos esgrimidos por el Partido Popular, Vox y el concejal no adscrito representan una deslegitimación de años de trabajo feminista, al cuestionar el valor simbólico de un acto que, aunque no resuelve el problema por sí solo, ha servido para visibilizar la violencia estructural que padecen las mujeres.

Recuerdan que la violencia de género fue nombrada por primera vez por el movimiento feminista y posteriormente reconocida por profesionales, expertas y organismos públicos como una de las formas más antiguas, persistentes y naturalizadas de violencia, encarnada en expresiones que aún resuenan, como “mi marido me pega lo normal”.

Desde la Asamblea 8M y el Colectivo de Mujeres Feministas de Huesca consideran especialmente grave que esta decisión se haya producido justo después del que califican como el día más trágico del año para las mujeres, con el asesinato de cinco mujeres y de un niño de apenas dos años, hijo de una de ellas.

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En este contexto, consideran incomprensible que desde el gobierno municipal se afirme que este tipo de gestos ya no tienen sentido o fuerza, y se preguntan si el Ayuntamiento piensa dejar de realizar cualquier otro minuto de silencio institucional por otras víctimas o causas.

Los colectivos feministas defienden que los gestos simbólicos nunca han tenido como finalidad acabar por sí mismos con ninguna violencia, pero sí han sido una forma de expresar la repulsa colectiva, el duelo social y la solidaridad con las víctimas.

Recuerdan que durante los años en los que la banda terrorista ETA cometía atentados, nunca se cuestionó la validez de los minutos de silencio, a pesar de que tampoco eran una solución por sí solos. Del mismo modo, consideran que nombrar a las víctimas del machismo es un acto de reconocimiento y una forma mínima de reparación.

Asimismo, aclaran que cuando desde algunos sectores feministas se ha criticado la repetición automática de estos minutos de silencio, no ha sido para eliminarlos, sino para exigir que vayan acompañados de medidas reales y eficaces que enfrenten el problema de fondo: el machismo estructural.

La Asamblea 8M y el Colectivo de Mujeres Feministas de Huesca advierten que la violencia de género está profundamente arraigada en una sociedad patriarcal, y que erradicarla requiere un compromiso institucional firme y sostenido en el tiempo.

Recuerdan que los derechos de las mujeres no han sido concesiones, sino conquistas fruto de décadas de lucha, como ocurrió con el derecho al voto, logrado tras años de persecución, encarcelamientos e incluso muertes de activistas feministas.

En este sentido, lamentan que muchas mujeres que hoy ejercen esos derechos no reconozcan el legado de quienes los hicieron posibles, y que incluso haya quien vote opciones políticas que niegan o minimizan la violencia de género.

Ambos colectivos denuncian que el equipo de gobierno municipal, encabezado por la alcaldesa Lorena Orduna, no solo no ha anunciado nuevas medidas para proteger a las mujeres y a sus criaturas, sino que, por el contrario, ha optado por eliminar uno de los pocos gestos institucionales de unidad frente a la violencia machista.

Consideran que esto sienta un peligroso precedente, al vaciar de contenido político y ético un acto que permitía mantener viva la memoria de las víctimas y la conciencia social ante un problema que, lejos de desaparecer, sigue creciendo.

Finalmente, señalan que en la provincia de Huesca hay casi 600 mujeres bajo protección por violencia de género, una cifra que consideran alarmante. En este contexto, califican como irresponsables las declaraciones que cuestionan la necesidad de mantener este gesto simbólico, y advierten del riesgo de que se avance hacia una negación de la violencia de género, devolviéndola al pasado bajo eufemismos como el de “crimen pasional”. En su opinión, el gobierno municipal ha optado por mirar hacia otro lado frente a una realidad que debería exigir el máximo compromiso institucional.

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