¿Necesitas a los influencers?

El modus operandi es un mensaje privado en redes sociales poniendo al establecimiento por las nubes y ofreciendo aparecer en su perfil a cambio de la invitación a una cena a veces con amigos

patri sola
Gastrónoma y bromatóloga
13 de Agosto de 2022
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FOTO MADDI BAZZOCCO
FOTO MADDI BAZZOCCO

Atención SPOILER: No, no te voy a decir qué tienes que hacer. No hay cosa que más odie que la gente que te dice aquello de ‘Yo que tú…’, ‘Deberías hacer esto’, o ‘Tendrías que plantearte aquello’. No. Simplemente te voy a contar mi experiencia con los ‘influencers gastro’ y si eso, ya decides tú.

Hace años que soy autónoma, o como dicen los modernos ‘freelancers’, para quitarle, al menos del nombre, esa pátina de mierda que nos cubre 24/7. Bien, que me lío. El caso es, que una de las muchas labores que realizo es la gestión de comunidades, trabajo también conocido como community manager, para diversos restaurantes y bodegas. Nada de particular, si no fuera porque me toca lidiar diariamente con estos ‘perfiles’.

He de reconocer que algunos, cada vez los menos, son educados, simpáticos y hasta piden las cosas por favor, aunque os puedo asegurar que no es la regla general, ya que debe ser que cuando te dan el carnet de influencer, te quitan el de la educación. Con estas personas sí que da gusto trabajar, eso sí, después de haber realizado mucho trabajo de búsqueda, análisis y filtro. No son de los que piden, son de los que les ofreces enviarles una botella de vino o les invitas a cenar a un restaurante y aceptan con gusto, educadamente, sin pedir traer a su pareja y toda la parentela y tras unos días, si el producto o la cena les ha gustado, hacen un post precioso en sus redes sociales… no una triste historia de Instagram que pasa en 24 horas y que es fácil que haya pasado sin pena ni gloria.

En la otra esquina están los ‘influmierders’... lo siento por mi vocabulario, pero son años de estar más quemada que la pipa de un indio. Esos perfiles, que en muchas ocasiones han obtenido sus seguidores de forma más que dudosa (sí, los ‘communitys’ somos como el pajarito Pinzón y usamos herramientas que nos chivan esta información para saber quiénes merecen carbón), son los que piden y exigen sin ningún respeto por el trabajo de otros.

Podría contaros mil anécdotas que me han pasado a mí, a otros compañeros del sector, o que me han compartido diversos hosteleros, pero el modus operandi se resume en que recibes un mensaje privado en las redes sociales poniendo tu establecimiento por las nubes y aclarando el enorme favor que te van a hacer si tu local aparece en su perfil a cambio de una cena ‘gratis’ que a veces, tienen el morro de pedírtela para ir con su grupo de amigos. Antes de seguir, me gustaría aclarar que este mensaje es una plantilla en la que únicamente cambian el nombre del local (y a veces, ni eso) y se dedican a mandar a diestro y siniestro para ver quién es el pobre incauto que pica. No es ficción. Es la triste realidad, y masoca de mí, suelo hacer pantallazos de todos estos mensajes que demuestran que es el mismo mensaje mandado una y otra vez.

Conozco incautos que han caído en sus redes y tras invitarles a cenar han visto cómo, tras la justificación de que quieren mostrar cuantos más platos mejor, se han pedido carta y media. Sin mesura, sin control, sin respeto… luego, ríete tú del ‘Rey del simpa’.

No sé vosotros, pero yo con los años he aprendido que, cuando alguien te busca, es que te necesita/quiere por algo y eso no conlleva que tu le necesites/quieras y esto lo aplico a los influencers. Pueden ‘necesitarte’ porque tú tienes más relevancia, alcance e incluso, seguidores que ellos en tus redes sociales y decir que tú les has invitado, les coloca en un estatus superior en la cadena alimentaria, o pueden ‘quererte’ porque buscan una cena gratis o quieren llenar su muro a base de invitaciones sin pagar ni un duro.

"Aplicar el sentido común es la herramienta más útil para luchar frente al grupo de los 'influjetas'"

Así nos vamos a encontrar con situaciones muy divertidas, todas reales como el influencer que se quejaba de que no le invitan a comer ostras, cuando su perfil estaba lleno de hamburguesas y comida rápida; la influencer ‘fit’ que hablaba de dietas keto y quería que le invitasen a comer hamburguesas bien ‘cerdas’; o perfiles que hablaban de tapas y le pedían a un restaurante con menú degustación, que le preparase una pequeña degustación de sus platos en formato tapa… y podría seguir porque son situaciones que he vivido yo.

Situaciones que no pueden ser más incongruentes porque si tú eres un influencer cuyo perfil está cuajado de comida rápida, eso es lo que buscan tus seguidores y no ostras ni marisco. Lo mismo ocurre con la influencer que habla de dietas y sus seguidores seguramente estén más secos que el palo de un gallinero a base de comer alpiste y beber batidos de proteínas y lo más cerca que estén de una hamburguesa ‘tapona-arterias’ es cuando pasen por delante de un ‘Marradonals’ o un ‘Burrikin’. Y yo lo de las tapas… escapa a toda lógica…

No, no os daré consejos de qué hacer o qué no hacer, simplemente os diré que aplicar el sentido común es la herramienta más útil para luchar frente al grupo de los ‘influjetas’ y basta con un análisis a su perfil, tras recibir un mensaje de peloteo pidiendo una cena, para sacar conclusiones y decidir si esa ‘colaboración’ es mutuamente beneficiosa para ambas partes y no sólo para una.

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