"Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran (San Mateo 27, 26)". La oración ha precedido a la Procesión del Jesús Atado a la Columna esta tarde de Martes Santo que ha partido desde San Viator, y que si cabe ha sido acompañada por un mayor número de personas en su recorrido, especialmente en el Coso Alto, muy multitudinario, con las aceras rebosantes de feligreses.
Cumple 70 años la Cofradía de Nuestro Señor Atado a la Columna, residenciada en el Colegio San Viator, y es que fue un director del centro, Evilasio Esparza, quien tomó la iniciativa fundacional en 1953. Desde entonces, Cofradía y Paso han sido compañeros indisolubles en todas las Semana Santa de Huesca.
El Cristo Atado a la Columna es una de las imágenes más queridas en la ciudad, una talla del siglo XVII, sin autor reconocido, seguramente procedente del Convento de la Merced en los tiempos gloriosos de la Universidad Sertoriana. Después se le dio culto en la Ermita de Nuestra Señora de Salas.
La tristeza del Cristo tiene su continuidad en los brazos, atados con una soga que rodean la columna que da nombre a la cofradía. Una peana de madera con tallas sostiene a Jesús. Desde los inicios de la Cofradía, los tambores han acompañado al paso, pero fue en 1978 cuando ya se formó la Banda de Tambores, a la se incorporó un grupo de cornetas en 1989, quedando así unificada la Banda de Cornetas Tambores y Bombos de la Cofradía. Esta tarde, la Banda de Música dirigida por Alejandro Escuer ha acompañado a la Procesión, ya veinte años en una armoniosa sociedad.
Ha sido una procesión extraordinariamente vistosa, por la compañía de otras cofradías y la propia vestimenta de la titular, túnica amarilla con bocamangas y ribetes verdes, escudo de la cofradía en el antebrazo; capirote verde para los cofrades de filas y tercerol para los cofrades de banda; cíngulo y guantes negros y medalla de la cofradía. Toda una hermosura.