Sena, el pueblo de Huesca que hace magia en Navidad

Todos los vecinos se involucran en el belén viviente de la localidad, que retoma el éxito en su vuelta tras la pandemia

Periodista
30 de Diciembre de 2022
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Una de las estampas del belén viviente de Sena.
Una de las estampas del belén viviente de Sena.

Tiene la peculiaridad respecto a otros belenes vivientes que en este caso no solo se representan las escenas, sino que se organiza un teatro con personajes que cuentan la historia al visitante, con sorpresas incluidas durante el recorrido. Hay quien repite la experiencia y no es raro porque a lo que se asiste es al proyecto de todo un pueblo, Sena, que cada año se esfuerza por sacarlo adelante y hacer magia en Navidad.

Son dos días de representación, el 29 y este 30 de diciembre, pero el trabajo es mucho mayor, jornadas y jornadas dedicadas a que todo esté perfecto y el belén viviente vuelva a ser un éxito.

El cura Rafael tuvo la idea, y la entonces alcaldesa, Rocío Sanz, y Miguel Buil, en el marco de los Inviernos Culturales que organizaba el Ayuntamiento, impulsaron el nacimiento de este proyecto en 2015. Todo el año costó preparar aquella primera representación que acabó con una gran fiesta para celebrar el éxito. Desde entonces, salvo en los años de pandemia, cada Navidad el pueblo entero se ha involucrado de una u otra forma en esta iniciativa, una de las muchas por las que Sena es conocida.

El Ayuntamiento y la Asociación Cultura Senense están ahora al frente y desde luego tienen respaldos. Unas 170 personas participan activamente en la representación y otros muchos están detrás, como Alejandro Campoy, que, desde el Museo de Oficios Antiguos de Sena, uno de los más -o el más- importantes de Europa, nutre al belén de todo tipo de piezas y utensilios antiguos que le van solicitando. Las posibilidades son enormes, porque cuenta en este centro con 6.500 antigüedades que corresponden a 165 oficios perdidos. Este año también se han involucrado en gran medida los jóvenes de la localidad, una garantía muy apreciable.

Tras todo el trabajo previo, que incluye crear infraestructuras y ocultar cualquier objeto actual, lo que se encuentra el visitante es un pueblo transformado, teniendo en cuenta cada detalle, en Belén.

Las visitas son por grupos de unas 25 personas, que esperan en el salón social hasta que el guía les da entrada por la calle Mayor. Entonces se produce la transformación que todavía es más impresionante cuando cae la noche con el fuego de las múltiples hogueras alumbrando.

Las estampas se suceden por las calles. Tras la anunciación del ángel, junto a los pastores, los visitantes, primero acompañados por la Virgen y San José, van pasando por las calles camino del Censo viendo a las hilanderas, los herreros, carpinteros, guarnicioneros y muchos más; llegan a la posada y luego a la plaza donde se está instalado el mercado -y se cree que antiguamente estaba la lonja de la localidad-, para contemplar la actuación de los Danzantes de Sena. Tras reconfortarse con un caldo y unas magdalenas, continúa el recorrido hasta la cuadra donde ya ha nacido Jesús y finaliza en el castillo de Herodes. Cabras, ovejas, vacas, patos, cerdos, gallinas y pollos se sitúan por todo el recorrido.  

Durante el trayecto, además de los danzantes, participan la Coral Voces Amigas de Sena, la Rondalla de Jota interpreta una Nana y el grupo de dulzainas, las tradicionales coplillas de Sena, y también se impresiona al visitante con sorpresas en un recorrido muy ameno, que sigue un guion, pero que también tiene mucho de improvisación.

Había ciertas dudas de la respuesta que obtendrían tras dos años de parón por la pandemia, pero el belén viviente de Sena, en esta séptima edición, ha vuelto a despertar el interés y se prevé cubrir el máximo de visitantes posible, un total de 1.800 personas en dos representaciones, de 17 a 22 horas.

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