La teoría de la relatividad

Albert Einstein lo vio claro a principios del siglo XX, lo que no vería tan claro es la teoría de la relatividad de lo que estamos dispuestos a pagar por algunos alimentos

patri sola
Gastrónoma y bromatóloga
27 de Noviembre de 2022
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Un mercado con productos locales. Foto: Annie Spratt
Un mercado con productos locales. Foto: Annie Spratt

Los sábados por la mañana, trabajo en un mercado ambulante agroalimentario. Allí acuden productores de todo Aragón con sus productos. Productos manufacturados o recolectados con sus manos. Cero procesados. Cero aditivos. Muchas horas de trabajo. Ingredientes de primera, de cercanía, kilómetro cero, economía circular… Y el estar ‘pajareando’ entre los puestos, me permite escuchar comentarios de los asistentes al mercado.

Uno de los comentarios que más me jode (sí, me jode) es escuchar que los productos son caros, porque no me parece justo. Sé que un bote de miel de nueve euros, vale lo que vale, porque en ese bote solo hay miel, ni siropes, ni mejunjes adulterados, como podemos encontrar en botes baratos que pueden comprarse en algunos supermercados. O que una tableta de chocolate de cuatro euros, no se puede comparar con las de dos del súper con setecientas líneas de ingredientes.

Y hace unos días, hablando con uno de esos productores, llegué a la conclusión de que como todo en la vida, todo es relativo.

Relativo porque seguramente, muchas de esas personas para las que esos precios resultan caros porque cuestan dos o tres euros más que en el súper, seguramente esa noche iban a pedir cena a través de un ‘delivery’. Hamburguesas, bocadillos, pizzas… que, para que le resulten rentables a un restaurante, han de subir su precio unos dos o tres euros sobre el precio de su carta en el local y eso sin contar que la empresa de delivery puede cobrarte dos o tres euros por el servicio de reparto, sin contar extras por lluvia, por ejemplo. Total, unos seis euros de diferencia con respecto al precio de tomar lo mismo en el local… cuando dos o tres euros más de un bote de miel, o tableta de chocolate, no están dispuestos a pagarlos…

Curiosa esta ley de relatividad, la relatividad de los precios por los que estamos dispuestos a pagar más.

 

¡Ay meteorito! Llévanos pronto.

 

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