Oikos: ya más de 4 años de crucifixión por una investigación prospectiva

El 28 de mayo se cumplió la "legislatura" de 'condena' de los acusados víctimas de una instrucción tediosa que pone en duda el término Justicia

02 de Junio de 2023
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Imagen de El Alcoraz
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Tan imbuidos estábamos todos los periodistas y también la ciudadanía en las elecciones municipales y autonómicas que para nada deparamos el domingo, 28 de mayo, de que se cumplían 4 años, 48 meses, desde que una operación policial de una magnitud desmedida colocó a la Sociedad Deportiva Huesca, a su presidente y a un puñado de investigados en el centro de la atención de España bajo la lupa de los titulares "corrupción en el deporte". Nacía el "caso Oikos", una actuación judicial y policial que probablemente pasará a los textos del Derecho en España.

Aquella mañana de infausto recuerdo para el club azulgrana escuchamos y leímos los tipos ilícitos que se les atribuían a los presuntos autores, que si malversación, que si blanqueo de capitales, que si vulneración de la competición con amaños y toda clase de supuestos delitos. La base, la detección de apuestas ilegales en el Huesca-Nástic en el que los tarraconenses se liberaron del descenso y los de Rubi continuaron su resaca (quizás en todos los sentidos) tras una semana de celebraciones por el hito histórico del primer ascenso a la Primera División de la Liga.

No sólo los oscenses, sino los españoles en general, nos familiarizamos con los perfiles de los protagonistas de esta película. Que si "los malos" Aranda y Bravo, que si el papel mediador de Íñigo López, que si las conversaciones por wasap. Dos detenciones consecutivas de Agustín Lasaosa, una irregularidad al decir de muchos juristas, el truculento ensañamiento con Carlos Laguna, la extensión a jugadores de otros equipos...

Aquello de las apuestas ya parece prehistoria. O antropología. Sin pruebas, a estas horas descartados todos los implicados en aquel ciclón malagueño que se quedó en brisa, la unidad específica de la policía desvió el tiro para encontrar otra diana, mientras en los interrogatorios a los implicados asomaban anécdotas chuscas dignas del mejor Torrente: que si un policía quiso ligar con la mujer de Íñigo López, el policía que da el paseo a Agustín y le dice que mejor sería que vendieran el club... Raro, raro, raro.

La otra diana era el presunto amaño del Reus-Valladolid del que el Huesca se habría beneficiado tras desembolsar primas a terceros. Otros personajes en acción, que si Pryobras, que si Ardid. Un tsunami lento y tenebroso en el que en ningún momento se encontró el filón que caracteriza a la Justicia: la prueba. No money. Sin rastro. Ningún movimiento de los pretendidos 250.000-270-000 euros abonados a la plantilla reusense, que acabó siendo exonerada de responsabilidad en el caso con el sobreseimiento, al igual que sucedería con el presunto apostante de las primigenias apuestas, Juan Carlos Galindo. El relato policial se fue hacia una versión inconsistente de "La pantera rosa" en la que los inspectores Clouseau atribuyeron a las Trenzas de Almudévar y el aceite tan rico del Alto Aragón la identidad metafórica del dinero negro y ennegrecido. Hilarante, si no fuera porque ya se cumplían tres años de pena de banquillo.

Su señoría, hasta el cambio de Juzgado, siguió estirando el chicle, ahora con tres facturas del campo ejecutadas por Pryobras para abonar las primas a los jugadores del Reus. Las investigadas, menos de 43.000 euros. Difícilmente extraíble una inflación intencionada hasta completar los 250.000. Y, sin embargo, las zozobras del Huesca, de su expresidente, de su exdirector financiero, se han perpetuado entre el sainete del perito infradotado de remuneración y el que se incorpora meses después bien pagado y cuyo informe estima algún sobrecoste que las Defensas y la Dirección de Obra niegan tajantemente. En todo caso, imposible para cualquier amaño.

Y en estas estamos, con la sentencia del Supremo en el caso Osasuna mediante que echa por tierra el carácter delictivo de primar por ganar, a pesar de que los abogados de Oikos juran que no las hubo. En ese limbo del no delito, camina el Caso Oikos hacia su final. El que decida la juez Alicia Burillo. Entre peticiones de sobreseimiento, la última conjunta de los abogados del Huesca, de Lasaosa y de Pryobras. La paciencia sobrada, el recuerdo de la advertencia de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que alerta contra las dilaciones infinitas que ponen en jaque el concepto de Justicia. La sensación de que es un 3, 2, 1, ¡ya! Pero no llega y ya son más de 4 años, que son una legislatura y para los investigados una eternidad.

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