Marian Caborbaya: "El cáncer de mama no es de color rosa, esto es un marrón, pero los colores dan vida"

La oscense, que fue diagnosticada hace ocho años, pide prevención e investigación para una enfermedad que vive sin dramas

19 de Octubre de 2022
Guardar
"El cáncer de mama no es de color rosa, es un marrón"

Marian Caborbaya Machuca fue diagnosticada de un tumor de mama hace 8 años, cuando ella tenía 43. Fue después de acudir al médico, tras notarse un bulto en el pecho. Dos o tres días más tarde, se celebró en Huesca la primera Carrera contra el Cáncer, con la que volverá a encontrarse este domingo, 23 de octubre.

“Vas a la consulta y piensas que no va a ser, no va a ser… y lo que crees que no te va a pasar nunca, te pasa”, recuerda. No le dieron una palmadita en la espalda ni le quitaron importancia a la enfermedad, pero asegura que le dieron la información con delicadeza y la suficiente empatía. “Supongo que, al final, es importante cómo interpretas tú lo que te están diciendo, aunque es bueno que los doctores tengan un punto de psicología para saber qué tipo de persona tienen delante. De todas formas, hay que entender también que ellos son los primeros que no quieren dar este tipo de noticias, que no son nada agradables”.

Marian es una persona resuelta, con iniciativa y muy positiva, por eso su primera actitud fue la de no venirse abajo. “La he liado, la he liado, pero todos tranquilos, que todo va a salir bien”, les dijo simplemente a su familia.

“Por suerte mi carácter es éste, porque si no eres animosa tiene que ser horroroso. También le pedí a la gente que, por favor, no quería dramas a mi alrededor, que sólo quería sonrisas, que me llamaran para tomarse un café conmigo, para traerme un tupper o para dar un paseo. Y pedí respeto para contarlo cuando yo quisiera”, explica.

Hoy 19 de octubre, Día del Cáncer de Mama, se emociona todavía, al hablar del apoyo que ha encontrado a su alrededor. “Todos respondieron superbién y para mí fue muy, muy, muy importante, que se normalizase la situación cuando se lo pedí. La gente siguió haciendo su vida, si había que ir de fiesta se iba, yo no; si había que salir de carnaval, iban. Entendí que era yo la que tenía que pasar la enfermedad y que los demás tenían que seguir con sus vidas y ésa era la forma en la que a mí me iban a ayudar. Y así fue. Lloré mucho y lo pasé muy mal. Muchas veces no quería ver a nadie, pero aquí estoy, ocho años después de aquel momento”.

Afortunadamente, ella acudió en un momento muy incipiente de la enfermedad y por eso insiste siempre en lo importante que es estar alerta ante cualquier señal.  “Cogido a tiempo todo es solucionable. Todos los cánceres son relativamente malos hasta que ya pasan a ser muy malos, por el tiempo, por el tamaño, por el tipo y por esas cosas que saben los oncólogos. Pero, cogido a tiempo, aunque sea de los malos, tienes mucha más supervivencia”.

Y por ello siempre hace hincapié en lo necesaria que es la prevención y la investigación. Al hablar de esta cuestión, aprovecha para expresar la desazón y enfado que siente al leer noticias como la dimisión de la jefa de Oncología del Hospital de Barbastro. “Pensar que todos los avances que se producen no se pueden aplicar bien porque no hay profesionales, porque los centros están bajo mínimos, me da mucho coraje”, denuncia.

ASOCIACIÓN CONTRA EL CÁNCER

Al día siguiente de su diagnóstico, Marian acudió a la Asociación Contra el Cáncer, todavía un poco “impactada” por la información recibida y sin haber tenido tiempo para “asimilar” su enfermedad.

Asegura que siempre se ha sentido acompañada, ya desde la primera cita en la que estuvo presente una psicóloga. “Nunca estás sola, con ningún tipo de cáncer. La Asociación está allí para apoyarte. Al principio piensas que las cosas sólo te pasan a ti, pero ahí conocen todo tipo de casos y conoces a gente que está en lo mismo. Después, supongo que es como cuando eres madre, que de repente te juntas con muchas madres o cuando te compras un coche verde, que solo ves coches de ese color. Hay mucha gente que tiene cáncer”.

Insiste en lo conveniente que ha sido para ella disponer de este espacio, donde ha podido hablar de cosas que necesitaba expresar, pero no a su familia ni a sus amigos. “Es diferente con las psicólogas y con las compañeras de viaje. A veces piensas, ¡madre mía, pero qué le estoy contando a esta persona que no conozco de nada! Pero te sirve mucho, porque está pasando por lo mismo que tú”.

También recuerda que, en esa primera sesión con la psicóloga, Marian se preguntaba qué había hecho mal para tener cáncer. “No has hecho nada, te ha tocado y punto. Y, cuando me preguntó a mí por qué un niño de tres años, se me acabó la tontería. Como si se lo diagnostican a un señor de 90, que igual ha sido una bellísima persona toda su vida”, observa.

Han pasado ocho años desde aquel “primer día” y se han producido muchos avances en el campo científico y médico, pero hay cosas que no han cambiado, como esa perspectiva negativa con la que se habla casi siempre del cáncer. “Es verdad que hay casos graves y, de hecho, todos conocemos a personas que fallecen y algunas muy jóvenes. Pero, por suerte, la mayoría sigue adelante. Así que, aunque se llame a las cosas por su nombre, habría que intentar no asustar a la gente con esa palabra. Creo que los medios de comunicación pueden hacer mucho”.

Y hablando de este asunto, considera positivo que personajes populares como Dani Rovira, Cristina Medina, Sara Carbonero, Julia Otero o Ana Rosa Quintana hablen del cáncer, de sus experiencias, “que expliquen su proceso, que hacen deporte, que pueden llevar una vida más o menos normal”. Eso sí, Marian huye de cualquier persona que, sin tenerla, trate de sentar cátedra sobre qué hay que comer o qué es lo que se debe o no se debe hacer.

Y ya puestos a decirlo todo, que sea el rosa el color del cáncer de mama no acaba de verlo, porque “todos los cánceres son un ‘marrón, aunque los colores dan vida’” y las campañas de Ausonia, “con una modelo monísima, con su melena y el pañuelito en plan pirata" le dan "pampurrias”.

“Esta Nochevieja también me enfadé muchísimo con Cristina Pedroche, que para mí es una tía tremenda porque hace la vida que quiere, pero esa polémica de si se había rapado o no me sentó fatal. Raparse no es gracioso ni divertido. Todo el mundo te dice que estás guapa, pero no lo estás. Te lo agradezco, pero no tengo cejas, no tengo pestañas, me estoy pintando los morros de color rojo para que me mires a la boca porque me da vergüenza que me veas estos ojos tristes.  Agradezco a todo el mundo que me lo dijera, pero no estás guapa”.

Admite que utilizar un lenguaje apropiado es difícil, pero tampoco se siente “una guerrera” ni mucho menos, “una campeona”.

“Todo el mundo, en nuestras distintas etapas de la vida, estamos luchando por algo. Yo, además, como lo he vivido con optimismo, además soy una ‘fiera’, pero yo no quería haber pasado por nada de todo esto, aunque haya aprendido mucho. Y no puedo con lo de ‘campeona’, porque yo no quería participar en esta carrera y ahora lo que quiero es solo llegar”

Han pasado ocho años, pero todavía no le han dado el alta, porque cuando se habla de cáncer todos los procesos son largos. “Yo creo que algún día me la darán, pero, aunque me digan que estoy curada, todos los días te levantas y te duchas, te desnudas y te acuestas. Y ves que ahí hay algo y no se te olvida. Y nunca vas a volver a tener el pelo tan fuerte y si te han inducido la menopausia y no has tenido hijos, ya no los podrás tener. Y tendrás sequedad vaginal y relaciones sexuales dolorosas, aunque de esto apenas se habla. Y, quizá, en algún momento te han bajado las defensas y te cansas también mentalmente y te hundes, y no tienes ganas de hacer nada. Pero ‘p’alante, p’alante, p’alante’”. Y aunque a Marian no le guste o no se vea así, yo sí creo que lo es; pero no una campeona del cáncer, ni mucho menos. Por su forma de ser, por su actitud, por su mensaje, Marian es una campeona de la vida. 

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante