Los nuevos "cuñados" gastronómicos

Necesitamos un poco más de humildad y empatía con el sector de hostelería

patri sola
Gastrónoma y bromatóloga
20 de Julio de 2022
Guardar
Las tecnologías, una oportunidad con sus riesgos ante el Black Friday y el Ciber Monday
Las tecnologías, una oportunidad con sus riesgos ante el Black Friday y el Ciber Monday

Llevo un tiempo preocupada y mosqueada a partes iguales con los nuevos ‘críticos’ gastronómicos que campan a sus anchas por las redes sociales. No, ver MasterChef, y altas dosis de ‘cuñadismo’, no te convierten por arte de birlibirloque en poseedor, o poseedora, de las herramientas, técnicas y habilidades para juzgar el trabajo de los profesionales de la hostelería.

Los hay que aún tienen su gracejo, e incluso su arte para destripar su última experiencia gastronómica en el bar de ‘Pepito’ a base de papas bravas y raciones de calamares a la romana congelados (un rápido vistazo a su carrusel de fotos donde han querido dar rienda suelta a su creatividad usando mil filtros, nos da esta información aunque ellos nos aseguren que eran caseros y estaban fresquisimos), pero por regla general, son individuos que ni gracia natural, ni arte, ni idea de lo que están hablando.

Todos estamos de acuerdo en que hoy en día hay libertad de expresión y que opinión, como culo, tenemos todos, pero las cosas están yendo de castaño a oscurísimo ya que estos sujetos no se conforman con contar lo que han comido o dejado de comer, sin ningún criterio ni conocimiento, dando su opinión personal sobre ello. No. Los hay que incluso osan poner notas y puntuaciones.

"Todos estamos de acuerdo en que hoy en día hay libertad de expresión y que opinión, como culo, tenemos todos, pero las cosas están yendo de castaño a oscurísimo... Los hay que incluso osan poner puntuaciones"

No sé, pero a mí me enseñaron desde pequeña que los que ponían notas eran los profesores. Yo misma, sin ir más lejos, doy clases en escuelas de hostelería impartiendo formación en seguridad alimentaria, gestión de alérgenos, etiquetado… pero no creo que eso me cualifique para otorgar una puntuación al último restaurante al que he asistido, pese a contar con conocimientos de químico-física de los alimentos que me permiten detectar aciertos e incluso fallos y errores de cocinado, o estudios en gestión de restauración que me habilitan para observar errores en el servicio o realizar cálculos de escandallos para saber si un menú vale lo que cuesta. Eso sin contar los más de veinte años de experiencia que he dedicado a conocer multitud de restaurantes y viajar por diferentes países para ampliar conocimientos. No sé si me seguís, pero imaginad que trabajáis en una peluquería y un cliente se dedica a postear en sus redes sociales la puntuación sobre el corte, el tinte y el servicio que acabáis de darle… ridículo ¿verdad?

Porque no, al igual que el peinarte todos los días no me hace peluquera, cocinar diariamente no me convierte en hostelera, por mucha maltodextrina, xantana o cocción a baja temperatura que practique en mi domicilio.

Por todo esto, creo que necesitamos un poco más de humildad y empatía con el sector de la hostelería y cuando posteemos nuestras experiencias en redes sociales, limitemonos a contar qué hemos vivido, olvidándonos de los juicios de valor y los comentarios no fundados en el conocimiento ni la experiencia.

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante