Con una copita de vino en mano, Carlos Galicia, que iba a recoger el Premio Vicente Ascaso Martínez y estaba acompañado por José Antonio García (de Pastelería Ascaso) y Pedro Sánchez (Loa), afirmaba con la sabiduría de la edad y del sector que lo que estaba viviendo en la Plaza López Allué era un "éxito rotundo", un prodigio.
Es la sensación muy, pero que muy generalizada, en el balance de la Feria Huesca es Dulce, que en su segunda edición ha pasado de la celebración básica de la primera -la centrada en las relaciones entre el Gremio y los clientes, sin brillibrillis-, a una concepción global que ha incluido el espectáculo para redondear una faena acompañada por el buen tiempo y que ha sabido profundizar en la constelación de estrellas de las mangas pasteleras continuidad de este otro aspecto tan profesional de la inaugural.
Han sido más casetas, veintiuna, más pastelerías, nuevos en la cita y, en conjunto, la impresión ha sido inmejorable, y sólo ha faltado la inundación rosa posterior a la marcha contra el cáncer. Una visita caseta por caseta, un par de preguntas y cualquier observador saca su conclusión: el resultado de la feria es apabullantemente positivo. Como la canción, La vie en rose, Edith Piaf mediante.
Primera conclusión: ha habido sustantivamente más ventas, a pesar de que el reparto ha sido entre más, lo que significa que el consumo se ha multiplicado. Tan sólo una entre las veintiuna ha calculado que se ha vendido algo menos que en 2024, "aunque estamos muy satisfechos". Del resto, un empate y en el resto de los casos las cajas para efectivo y los pagos electrónicos han superado con creces 2025.
Segunda: los talleres han resultado todo un éxito desde el primero del reputado Oriol Balaguera los de Lucila Canero y Cristina Marco que han concluido casi al alimón con sus propuestas de pastelería alternativa y postres sin gluten. En medio, la precisión de Ester Roelas y Noelia Toré, la seducción de los tres mejores bombones de España 2025 (Martín de Luca, nuestro gallego Manuel Aldao y Alexandra Navarro) y el tándem de la Dramerie Sofía Giménez y Víctor Gonzalo. Nivelón y llenazos en el Centro Fundación Ibercaja.
Tercera, el nivel de espectáculo se ha disparado desde la inauguración con Luis Cebrián y mucha música de varios intérpretes hasta la cata a ciegas de esta mañana, pasando por la representación de En La Cadiera y los conciertos de Soulmates y David Angulo.
Cuarto, los concursos gustan, y el de la Mejor Palmera de Mantequilla tuvo una asistencia durante la prueba del jurado excelente. Que haya ganado uno de los nuestros, Pastelería Tolosana, es circunstancial, porque lo importante es la participación de 22 aspirantes de once provincias para llevarse un premio, 1.500 euros, nada desdeñable. Otras extravangacias como los zampaflanes, triunfan en medio de la muchedumbre.
Quinto: la escenificación ha colaborado absolutamente al éxito de la Feria. Los ingenios de Julio Luzán también son marca Huesca que hay que aprovechar en toda la política turística de la ciudad.
Sexto: han confluido dos aprecios especiales. Por un lado, los oscenses reconocen a su pastelería y los visitantes saben que van a encontrar algo diferencial. Por otro, hay una querencia, en tiempos de los dispositivos electrónicos aislantes, a encontrarse, a disfrutar del roce y el saludo.
Séptimo: en la ciudad que en los años 70-80 descubrió una nueva forma de concebir la gastronomía y la coquinaria, el grado de culturización de los ciudadanos ha dado un paso adelante hacia el sobresaliente en materia tan compleja y creativa como la de la pastelería. Estas exhibiciones crean -buena- adicción y afición. Las preguntas de los jóvenes en los talleres hacían flipar a los que somos talluditos.
Octavo: otro tipo de cultura, la organizativa, queda reforzada extraordinariamente por la capacidad de hacer fluir todo en medio de una muchedumbre sin que haya incomodidad.
Noveno: Huesca, esta vez sí, es capital de provincia y la provincia tiene un motivo para sentirse orgulloso de la capital a la que mejora. La piña del Gremio de Pasteleros es un modelo a seguir, una piña bajo la presidencia del joven Jairo Vincelle -relevo del admirable Jesús Tolosana- y sobre todo con el motor que es Raúl Bernal, generosidad sin límites y amplitud de miras desde su ciudad. Un líder.
Décimo: en el inicio de la estación melancólica, Huesca ha sonreído. Lo ha hecho su comercio, el de los pasteleros, que han soportado con gesto risueño dos días y medio de intensidad inusitada. La Huesca -provincia y capital- afable. Por eso, y con la certeza de que la tercera incluso se superará, un brindis con un vino del Somontano, cuya presencia en Huesca es Dulce no ha sumado, ha multiplicado exponencialmente. Salud.