La tiranía de los "Ranking"

Cargados de juicios de valor totalmente subjetivos y que puede que no tengan que ver con el gusto del común de los mortales...

patri sola
Gastrónoma y bromatóloga
31 de Agosto de 2022
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Los ránkings, toda una tiranía de estos tiempos. FOTO: JOSHUA GOLDE
Los ránkings, toda una tiranía de estos tiempos. FOTO: JOSHUA GOLDE

La manía que le gasto yo a un ‘ranking’ gastronómico en redes sociales y webs… incluso a veces, me toca verlos en algunos medios de comunicación. En ese caso un escalofrío cortante, recorre mi médula espinal.

Entiendo que en redes sociales, lo ‘petes’ creando tus rankings, porque incrementa tu ‘engagement’, te da ‘push’ y tus ‘views’ se disparan, pero para mi entender, ni son justos, ni se basan en una valoración profesional del producto o del local (si no sabes a qué me refiero, date una vuelta por este artículo).

Títulos tan grandilocuentes como ‘Las 5 mejores croquetas de …’, o ‘Las 7 tortillas de patata que no puedes perderte’ encierran, muchas veces, tremendos juicios de valor totalmente subjetivos y que puede que no tengan que ver con el gusto del común de los mortales.

Hace muchos años trabajé en una aplicación de reseñas (creo que esta historia de abuela cebolleta ya la he contado por aquí), y parte de mi trabajo consistía en generar una comunidad a la que ofrecerle contenido de calidad que pudiese serles útil y atractivo. Entre esos contenidos, hacía rankings y listados… porque molaban, eran lo más y en redes sociales funcionaban tremendamente bien. Usaba esos títulos ‘impactantes’, que se pegasen a los ojos de los lectores como chicles y no pudiesen resistirse a hacer el ‘click’ tan buscado y deseado. ‘Dónde comer los mejores churros’, ‘Los 10 mejores locales para tapear’... Y así todo el rato.

Hasta que me llamó mi jefe.

Imaginaos, yo toda contenta porque le iba a reportar buenos datos y de repente, me echó la bronca como él solía hacer, de una forma tremendamente dulce, didáctica… haciéndote pensar y analizando qué había hecho mal (nunca tuve un jefe tan maravilloso como él y creo, que nunca lo tendré, aunque esas broncas han sido las que más me han picado en toda mi vida laboral). Y me paró los pies: Los datos daban igual, lo importante, era la ética y lo que yo hacía, no la tenía.

Seguramente a estas alturas de la película, no entendáis la trama, el argumento, ni coloquéis a los actores, ¿Un jefe que te abronca por tener buenos datos estadísticos en las publicaciones? Espera que sigo.

Me explicó que las cifras y los datos estaban bien pero la información que yo daba, no era veraz… ¿¿¿Cómo??? ¿¿¿Que yo mentía??? Mi cabeza sólo oía eso y los que me conocen, saben que no miento (vale… no soy la Madre Teresa de Calcuta pero mentir, mentir, lo hago bien poco porque además, se me nota).

Mi jefe comenzó a reírse porque vio mi cara de incredulidad y mosqueo a partes iguales y me lo explicó, cual parbulito, para que no quedase duda alguna.

Lo que yo estaba escribiendo como verdades máximas y absolutas, no dejaba se basarse en mi propio criterio y eso, que en parte, yo me amparaba por los datos de las reseñas escritas por los usuarios de la aplicación. No era justo. Seguramente estaba dejando fuera del ranking a locales que objetivamente, lo merecían más, simplemente porque, por ejemplo, yo no los hubiera visitado.

Eso me hizo darme cuenta de la razón que tenía (más que un santo). Yo no podía escribir ese tipo de clasificaciones, tan contundentes, tan absolutistas, tan rotundas, porque para empezar y por mucho que me hubiera esmerado, y lo siga haciendo, no conozco ni de lejos, todos los locales de mi ciudad. Mira que conozco, me muevo de un barrio a otro, me gasto mis buenas perricas, pero estoy segura que no alcanzaré ni a un 50% de los establecimientos.

Así que sin conocer el 100% de las croquetas de una ciudad ¿Cómo iba a escribir sobre las 5 mejores croquetas? y eso ya, sin contar con los gustos personales de cada uno ¿Te imaginas la clasificación de las mejores tortillas de patata de tu ciudad? La mía estaría plagada de tortillas jugosotas, que no babosas, con cebolla y acompañadas de un buen pan (imprescindible). Seguro que muchos estáis poniendo cara de desacuerdo… ¿Veis por qué los rankings ni son correctos ni hacen justicia?.

Lo que sí que me animó, es, a que siguiera investigando y escribiendo al respecto (porque los datos eran buenos), cambiando mi redacción, eliminando las palabras ‘ranking’, clasificación o ‘las mejores’, e incluyendo siempre, referencias a que ‘eran mis gustos personales’, a que ‘entre todas las catadas, esas eran las que más me gustaron’ evitando los juicios categóricos y a que actualizase los datos… Por qué esa es otra, la de clasificaciones en las que más de la mitad de los garitos ya están cerrados o no dan el servicio que anuncia el listado.

Y después de muchos años, aquí sigo, con mi manía e inquina a los rankings y clasificaciones.

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