¡Qué bien les ha salido, por Dios! La enorme valía de nuestro idioma español nos permite variar esta frase que una mujer ha regalado al director de la Orquesta, coral y coro en la interpretación del Tota Pulchra, José Vicente Pardo Bellido. Eliminando la coma (¡Qué bien les ha salido por Dios!) se podría agregar la inspiración divina a músicos y cantores, lo que a su vez se acomodaría a la homilía predicada por monseñor Pedro Aguado Cuesta, que ha incidido en la sorpresa inconmensurable del hecho cierto de la Inmaculada Concepción de María.
Un visitante a la ciudad se asombraba: ¡Quién iba a decir que se podía hacer esto en la Catedral de Huesca! Hay tanto que quizás no hemos sabido explicar y divulgar los oscenses que expresiones de estas características son fruto de una ignorancia para nada achacable al que la verbaliza, más bien a la incapacidad de poner en valor -sí, un lugar común que es tan tedioso hoy- nuestra historia que es la raíz de nuestra personalidad. Tan rica como la escenografía de esta tarde en la seo oscense, con más de mil feligreses dispuestos a respaldar la tradición, orar y admirar la excelencia interpretativa de los músicos de varias orquestas aunados por el profesor del Conservatorio de Música de Huesca José Vicente Pardo Bellido, de los solistas Marina Lansac, Alejandro Escuer y María Jesús Ramón, la Coral de la Capilla de Música de la Catedral y Parroquias de Huesca y el Coro Ars Musicae.
La explicación ha llegado tras la irrupción armoniosa, conducidos por el deán Juan Carlos Barón y los sacerdotes Nicolás López Congosto y Francisco Raya, del Claustro del Instituto Ramón y Cajal con María Costa como directora, del Cabildo municipal con la alcaldesa, Lorena Orduna al frente, y el Cabildo catedralicio. Desfilaban al ritmo dell "Ave, Maris stella, Dei mater alma", "Salve, estrella del mar, Santa Madre de Dios, y siempre Virgen, puerta dichosa del cielo".
Cuenta la tradición y la documentación la devoción de la Inmaculada Concepción declarada festivo por Martín I el Humano en sus reinos, que dio pie al Tota Pulchra dentro de la liturgia oscense desde el siglo XVI como expone el manuscrito catedralicio "Consueta Oscensis". De aquella época en la que el voto se materializaba en el convento franciscano (en la actual Plaza de Navarra), datado en 1450 con motivo de una peste que mermó la ciudad, se transitó a 1619 en que una comisión de doctores de la Universidad Sertoriana notificó el voto al Concejo municipal. Se adhirieron el ayuntamiento y el Cabildo catedralicio. Aquel gran festejo popular fue heredado desde 1845, año infausto de desaparición de la Universidad, por el claustro del Instituto Ramón y Cajal.
El conjunto musical ha sonado maravillosamente en el salmo responsorial, "Cantad al señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas", justo antes de la lectura del Santo Evangelio según San Lucas en el que el ángel Gabriel fue enviado por Dios a Nazaret para comunicar a María: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". La turbación de la Virgen fue interpretada y respondida por el ángel, que ante la pregunta de cómo contraer la maternidad sin haber conocido varón, apelaba al Espíritu Santo, que "vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios". Y la afirmación final: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según su palabra".
LA GRAN SORPRESA DE LA NAVIDAD
El padre Pedro Aguado ha afirmado que la tradición multisecular forma parte de "nuestra identidad": el voto a la Inmaculada Concepción, que se vivía mucho antes de que fuera definido como dogma de fe por la Iglesia. Es uno de los puntos centrales del Adviento que ha deseado que "viváis con alegría y orgullo".

Ha querido compartir una reflexión. "Es bueno entender quién era María. En primer lugar, María fue creyente. Porque fue creyente, fue madre, porque tuvo fe. Y fue educadora. Después fue discípula y finalmente fue testigo de su hijo. Es un precioso itinerario: creyente, madre, educadora, discípulo y testigo. Y, finalmente, madre de todos los creyentes, de todos nosotros. Es muy bonito entender todo esto. Es precioso".
Ha incitado a reconocer que "no vamos a encontrar una narración y un encuentro de Jesús resucitado con su madre. Jesús se aparece a los apóstoles, a los discípulos de Emaús, a María Magdalena, a muchas personas. Pero no tenemos la narración del encuentro" con su madre. "Y es algo maravilloso que esto sea así. ¿Sabéis por qué? Porque María, para creer en la resurrección de Jesucristo, sólo necesitó lo mismo que tú y que yo: el testimonio de los apóstoles y la luz del Espíritu Santo. Esto es la fe. Por eso creemos y por eso María se convierte en madre de todos los que creemos. Y por eso la celebramos hoy con plena solemnidad", desde la "advocación de la Inmaculada Concepción que nos recuerda que fue especialmente amada por Dios",
El dogma del amor especial de Dios por María es una "verdad apasionante digna de ser celebrada". "Y lo hacemos en Adviento. Es el tiempo de espera, como María esperaba, futura madre, ansiosa el nacimiento de su hijo".
De ahí que haya considerado la Navidad "una sorpresa extraordinaria. Pensad en aquellos pastores de la noche de Navidad, y pensad que sintieron al escuchar en medio de aquella noche, la noticia de las noticias: Dios se ha hecho uno de nosotros y comparte nuestra condición. Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido el salvador. No tengáis miedo". Esta buena nueva les "conmovió, les sorprendió".
"Os invito a vivir este Adviento con el corazón abierto a las sorpresas, porque nuestro Dios es el Dios de las sorpresas"
Y ha llegado más lejos en la reflexión: "Nuestro riesgo es acostumbrarnos a esto y que deje de ser noticia. Os invito a vivir este Adviento con el corazón abierto a las sorpresas, porque nuestro Dios es el Dios de las sorpresas. María es madre de todos y de todas", por lo que ha estimulado a que esta época de Adviento pensemos "en la gente más necesitada. En los pobres, en las familias que han tenido que dejar sus casas, en quienes nos necesitan, en quienes buscan amistad, en quienes pasan necesidad. Pensemos siempre que Jesús nació fuera de la ciudad porque sus padres no encontraron sitio en la posada".
Final de la homilía de monseñor Aguado Cuesta: "Pidamos en nuestra oración a Dios que seamos más capaces de amar, más capaces de compartir, y que éste sea nuestro voto de este año a la Inmaculada Concepción de María".
EL HIMNO DEL TOTA PULCHRA
Reconfortados por los mensajes al oído de cada uno, en expresión universal, del obispo de Huesca, al unísono la Catedral ha protagonizado las invocaciones de la oración universal, "Dichosa eres, María".
Era el momento más anhelado de la ceremonia. El Tota Pulchra, antífona de las segundas vísperas de la Inmaculada Concepción tomada del Cantar de los Cantares: "Toda hermosa eres amada mía".

El corazón palpitaba al ritmo íntimo y externo de la orquesta, los coros y los solistas en una armonía permanente en una música exultante, esperanzadora la compuesta por Giovanni Cesare Aldega, que impulsa a creer y amar. "Tota pulchra es, María,/ et macula originalis non est in te", y el pecado original no está en ti.
Mil personas y ya no se escuchaban ni las toses tan propias de estos tiempos. Emergía la voz poderosa de Marina Lansac, y las réplicas de los coros y de la orquesta. "¡Oh! María, virgo prudentissima, mater clementissima", y la petición: "Ora pro nobis,/ intercede pro nobis/ ad Dominum Jesu Christum" (intercede por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo).
De pie el conjunto de intérpretes ante una feligresís en silencio respetuoso, escuchaban todos la oración, antes justo de otro momento cumbre de la ceremonia, el "Salve Regina" de Hilarión Eslava para cuatro voces y orquesta, nueve minutos prodigiosos, inspiradísimos, magníficos los solistas.
A su conclusión, el padre Pedro daba la Bendición Final pidiendo que a todos nos acompañe la protección de la Virgen "por quien habéis recibido al autor de la vida".
El colofón ha sido un apoteósico Gaudeamus Igitur, el himno universitario que, ahora más que nunca, simboliza la importancia de la Universidad Sertoriana (1354-1845) para la vida social y cultural de la ciudad y de la provincia, desde el basamento del humanismo y la preservación de una tradición tan hermosa como el Tota Pulchra. Ahora sí, era el tiempo de un prolongado aplauso, y la sensación de que este 2025, Peregrinos de Esperanza como somos concitados desde el Papa Francisco, ha sido especial, emocionante y vitamínico del orgullo oscense.