Ecoviabilidad. Es el término que impregna este 2023.0 de Defeder, la empresa fabricante de productos ecológicos para la agricultura y la alimentación animal con el uso irrenunciable de materias primas orgánicas que reciben una segunda vida en una muestra preclara de economía circular. La compañía arraigada en Monzón y Albalate de Cinca, y sus 70 empleados, ya vienen exponiendo su orientación hacia una agricultura regenerativa, y ahora anteponen el concepto ecoviable para aprovechar al máximo los residuos y hacerlo de manera sostenible en lo económico y lo medioambiental.
Los artífices de Defeder, Raúl y Joaquin Saila, han compartido una visita a las instalaciones de Monzón con periodistas especializados en agroalimentación, que han recorrido las diferentes naves donde, con todas las garantías para evitar contaminaciones cruzadas, se procesan los fertilizantes y los piensos que van para alimentación animal.
Esta doble virtud impregna las áreas de investigación, desarrollo, innovación, digitalización, reciclaje, reducción y reutilización, que constituyen la genética de la empresa de los hermanos Saila, Raúl y Joaquín, Joaquín y Raúl, que tanto monta..., cuando cumple sus 15 años. Tres lustros después de su sorprendente y vertiginosa evolución, su dualidad esfuerzo-talento que originó el nombre escogido por los maestros por sus aficiones deportivas (Deferr+Federer, el sacrificio y el ingenio, derivan en Defeder).
Doce mil camiones salen al año con las 180.000 toneladas de fertilizantes aplicables a todo tipo de suelo y alimentación animal desde las instalaciones de Monzón y de Albalate de Cinca, con destino a 22 países entre los que los continentes asiático y africano tienen un importante peso. Aproximadamente el 60 % de la producción queda en el mercado nacional.
EL CAMINO DE LA INTEGRACIÓN
La línea de expansión de Defeder ha pasado por la adquisición de dos compañías, una de ellas Oscafós de Albelda, y ahora el futuro pasa por encontrar socios internacionales para la integración y el crecimiento que se distribuyen por Francia, Bélgica, Italia y Portugal. Pretenden los hermanos Saila un crecimiento escalable que exige más capacidad productiva, siempre con los mismos parámetros de control absoluto de la calidad, y más apertura de mercados.
Más allá del incremento en la facturación, que es sinónimo de mayor capacidad inversora y de generación de empleo, e incluso de la proporción en la fabricación (el 75 % de fertilizantes y el 25 % de alimentación animal se moverán a expensas de la demanda del mercado pero ahora parece poco probable), los premios que ha recibido Defeder (Premio Empresa Huesca y el del Banco Santander entre otros) y los certificados (el de Excelencia Empresarial se suma al de Agricultura Ecológica y otros específicos del sector) refrendan un camino que combina una triple nutrición saludable: la de las tierras dañadas que regenera, la de los animales y, como consecuencia, la que recibe el ser humano.
Ese cóctel de materias procedentes de aves, de carnes, vegetales y de otros orígenes (los posos de café de Eboca abren otros caminos) promete mejores resultados y buenas noticias. Las que acostumbra a ofrecer Defeder desde 2008 en su peregrinar desde Albalate a Walqa y el desembarco en el Polígono La Armentera de Monzón. Desde allí sigue la aventura empresarial de los Saila, que no para de lanzar productos (Nutricomplet, Orgapote y Biofos han sido los últimos) que son aplaudidos por los mercados.
