El tiempo corre que vuela. Parecía que había mucha fiesta por delante, pero antes de darnos cuenta ya han terminado. Seguramente, eso es porque lo hemos pasado estupendamente, porque el Comité Organizador de las fiestas de Santo Domingo y San Martín se lo ha "currado" mucho y porque hacemos honor a ese dicho de "en buen sitio, buen rato".
Queda culminar la jornada con un momento tan especial como será la traca final de fiestas, pero el resto del programa ya lo hemos consumido. Con ganas y con buen sabor de boca.
El viernes 5 se presentaban en sociedad los nuevos "looks" del Payaso y la Abueleta, que al día siguiente se encontraron con una legión de niñas y niños que les jalearon y echaron el resto para correr delante de ellos. Otros muchos lo hicieron el resto de la semana.
El cohete anunciador contó este año con la participación del grupo de animación "Chipilandia" que encandiló tanto a niños como a mayores. El realizador Jesús Bosque, que sabe mucho de esto, puede atestiguarlo.
Y por la tarde se celebró la presentación e imposición de bandas de las mairalesas, que muy contentas y nerviosas pasaron por el escenario habilitado en el Palacio de Congresos, ante más de 300 personas. Después, Miguel Ramón Cored leyó el pregón, salpicado de muchas vivencias que emocionaron al auditorio, y todo ello amenizado por el grupo Elenco, que si no fuera del barrio había que invitarle a que lo fuera.
Y qué decir de la orquesta Manacor, un "clásico" en esta programación, pues simple y llanamente, que fue un éxito como siempre y que, además, colgó el cartel de completo. Lleno total.
Se podría hacer un recuento de todos los actos, pero lo cierto es que la propuesta ha sido tan amplia como extraordinaria ha sido su acogida. El trofeo de petanca se celebró por primera vez en el Parque de San Martín, la tradicional comida popular dio un considerable trabajo a la Comisión de Mujeres, volvió a revivir Carlos Luna Sistac en el segundo memorial "Luna Lunera San Martinera" y la ternura se hizo carne en el homenaje a Angelines Palacio.
Ana María Pueyo ha abierto, un año más, su galería Iris para aportar el granito de arena artístico a unas fiestas que se diseñan con la mayor de las creatividades.
Los cabezudos visitaron a la Asociación Down Huesca, en medio de un gran revuelo, se ha repartido chocolate, Bendita Ruina acogió una interesante tertulia futbolística con jugadores de la Sociedad Deportiva Huesca y otra gente que sabe mucho, se celebró un certamen de dibujo, los escolares del Sancho Ramírez mostraron su destreza con sus propios cabezudos hechos a mano, las y los chefs más experimentados se probaron con las tortillas de patatas, se ha bailado en guateques y a ritmo de tambores y se ha confraternizado en comidas y cenas.
Les llaman las fiestas pequeñas de San Lorenzo y no es una exageración. Si no has tenido la suerte o la ocasión de participar en ellas, no te las pierdas el próximo año.