Cuando una persona muere por suicidio, resulta difícil encontrar palabras de consuelo para su entorno. Es común intentar comprender lo sucedido e, incluso, experimentar sentimientos de culpa: ¿Y si yo hubiera hecho algo diferente? Sin embargo, esta búsqueda de respuestas puede intensificar el dolor y, en muchos casos, no llevar a una conclusión clara.
Lamentablemente, no siempre existen explicaciones definitivas y el sufrimiento emocional de quienes quedan atrás es completamente legítimo.
Pero, aunque a veces la prevención de conductas autolíticas no ha sido suficiente, un gran número de personas ha logrado superar ese momento tan complicado de su vida con el apoyo adecuado y seguir adelante.
En Huesca, hay diversos recursos de ayuda disponibles para quienes lo necesiten, como el Centro de Escucha Javier Osés de la Cruz Blanca, SOS Adolescentes del Centro de Solidaridad Interdiocesano y una iniciativa piloto del Gobierno de Aragón en centros educativos. Contar con espacios de acompañamiento y orientación puede marcar la diferencia, recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz de esperanza.
Si sientes que el dolor emocional te desborda y que no puedes seguir adelante, no dudes en pedir ayuda psicológica. Hay personas dispuestas a escucharte y a caminar contigo hasta que la tormenta pase.

SOS ADOLESCENTES
Uno de estos recursos es SOS Adolescentes, un servicio especializado en crisis y prevención del suicidio. Creado en septiembre de 2022, brinda apoyo emocional y acompañamiento psicológico a jóvenes de entre 12 y 29 años, aunque, en ocasiones, ha atendido a personas aún más jóvenes. Su labor es fundamental para gestionar el malestar emocional y ofrecer herramientas que permitan afrontar situaciones difíciles con el apoyo necesario.
Los resultados positivos de este programa, según explica el psicólogo Noel Torrijos, les permiten mostrarse satisfechos. Hasta febrero de este año, han atendido a 280 personas de manera individual y también trabajan con familias.
“No hay que tener miedo a expresarse”, comenta el psicólogo. “Al contrario, este es un espacio sin juicio, donde no solo abordamos el suicidio, tratamos todo tipo de problemáticas y a la persona en su conjunto. Nos ocupamos del contexto emocional y acompañamos en la gestión de emociones que pueden derivar en malestar.”
"Algunos jóvenes en crisis creen que su situación no tiene remedio o que la ayuda psicológica no les servirá", observa. Piensan que ésta es la única manera de acabar con su sufrimiento.
“Hay que probar, aunque pueda dar un poco de miedo”, insiste el psicólogo. “Puedes estar pasando una mala racha, una tristeza profunda, y eso es algo más normal de lo que parece. Darle voz a esos sentimientos es importante”.
No debes preocuparte por lo que piensen tus padres, amigos o incluso tú mismo. No es un motivo de vergüenza sentirse así, asegura el profesional.
“Muchas veces, cuando estamos tristes, lo último que queremos es molestar a los demás”, explica Torrijos. “Pensamos que podemos ser una carga, pero pedir ayuda es un acto de valentía”, añade.
SOS Adolescentes dispone del número 680469171, donde se puede enviar un WhatsApp y explicar la situación, o dirigirse a sosadolescentes@gmail.com.
El psicólogo asegura que la confidencialidad está garantizada, pero, aunque se busque una solución a través del centro educativo, en el caso de menores de edad es necesario contar con el consentimiento de los progenitores.
Algunos jóvenes no buscan apoyo psicológico porque no quieren que en su casa sepan lo que les ocurre, porque piensan que se van a enfadar o no les van a comprender. “En estos casos, les recomendamos que nos escriban igualmente y les ayudaremos a encontrar una manera de comunicarlo a sus padres". Al respecto, Noel Torrijos subraya que la realidad es que, cuando la familia es conocedora de lo que sucede, busca la mejor forma de ayudar y apoyar en el proceso, porque el bienestar de sus hijos es su primera preocupación.
En cuanto a las causas del malestar emocional, se observa que muchos jóvenes presentan dificultades en la gestión de emociones, en las relaciones interpersonales, además de una profunda sensación de soledad y de incomprensión.
Por eso, en SOS Adolescentes enfatizan la importancia de entender estas situaciones, buscar su origen y evitar recriminaciones.
SOS Adolescentes trabaja también conjuntamente con otras entidades sociales y, sobre todo, con centros educativos.
REDES SOCIALES Y SALUD MENTAL
Las redes sociales pueden ejercer una influencia negativa en la vida de los jóvenes, y es esencial que comprendan los peligros ocultos en plataformas aparentemente inofensivas. Aunque ofrecen una plataforma de conexión, su impacto depende del uso que se les dé.
Como indica Noel Torrijos, las redes a menudo presentan imágenes idealizadas que generan expectativas poco realistas. Muchas de estas imágenes están retocadas, lo que distorsiona la realidad. Es importante recordar que lo que se muestra en estas plataformas es solo una parte de la vida; “detrás de esas fotos felices, a menudo hay momentos de soledad y tristeza que no se reflejan”.
Además, las redes sociales se utilizan frecuentemente como una forma de evasión emocional. Cuando alguien se siente mal o ansioso, puede distraerse viendo contenido en plataformas como TikTok, “lo que impide procesar adecuadamente esos sentimientos”. Ignorar emociones como la tristeza o el enfado puede derivar en problemas emocionales futuros, ya que todas las emociones tienen un propósito y deben ser atendidas.
El acoso escolar es una realidad preocupante que afecta a muchos jóvenes. Un número significativo de personas que acude a SOS Adolescentes busca ayuda debido a situaciones de acoso. “La vergüenza a menudo les impide hablar”, lo que hace fundamental dar la voz de alarma y notificar a tutores o responsables que puedan intervenir. Cuando un caso de acoso escolar se gestiona adecuadamente, es posible obtener resultados positivos.
Sin embargo, el principal obstáculo es que muchas personas tardan en pedir ayuda debido al estigma social. Por eso, es crucial alentar a quienes se sientan acosados o vulnerables a que busquen el apoyo necesario.